qué brutalidad

Danish artist Paul Gustav Fischer 1860-1934.

Por hoy tengo mi DOSIS, comenté en el muro de un profesor. Dije, "qué brutalidad". Solo eso, "qué brutalidad". En el post llamaba a quemar monumentos "fetiches", y fue seguido por el apoyo de los alumnos prestos a sacar la tea y quemar de la Patagonia hasta Groenlandia cualquier museo, iglesia, centro cultural, etc. 
Después de mil insultos de renacuajos llamándome "burguesa y blanca", esta fue la respuesta: "Margarita me parece maravilloso, entonces quédate instalada en la mediocridad. Porque defender algo que ya no existe no tiene sentido. Fue un edificio llenísimo de arte, una de las representación más grandes del arte gótico, pero ya fue, ya murió, continuar con el lamento es volverlo un fetiche y nada más. Pero tú eres la artista, y si con ello consideras que era un edificio de fácil acceso para el mundo, ¿cuántos cubanos, cuántos mexicanos, iraníes, peruanos, africanos pudieron tener acceso a este arte? No te confundas, la visión pequeña burguesa no combina con el arte y lo sabes, lo conoces, lo trabajas, así que venir a moralizarme no te queda ni a ti ni a nadie. Pero igual, eres esa tercera generación atorada en el pasado, en la historia sangrienta, y supongo para ti está bien, para mí no lo está. Es momento de edificar y buscar nuevas formas de arte, de arquitectura y proponer cosas nuevas, y no seguir viviendo en una añoranza que ni siquiera nos corresponde. Si a eso sigues peyorizando y llamando brutalidad, entonces tú te has convertido en lo mismo que criticas. A los y las alumnas hay que enseñarles otras formas, las del pasado NO funcionan, si aún crees que funcionan mucha suerte con ello. Y aunque te moleste, te enrabies, te llene de coraje tu día, te sigo considerando unas de las exponentes importantes del arte contemporáneo, lo que opines de mí me tiene sin cuidado, porque dentro de esta brutalidad y fascismo que le llamas sé reconocer las cosas y sé llamarlas por su nombre, y esta iglesia como todas debieran ser quemadas, destruidas o convertidas en bares, escuelas, prisiones, museos, pero no la continuación de una iglesia-religión sangrienta y nefasta."

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