#Dieppe

la Mer vue des hauteurs de Dieppe de



Camino a #Dieppe entramos en  un restaurante de carretera con manteles de cuadritos rojos a la usanza de las posadas de campo. Mi amigo inglés conoce el lugar, ofrecen excelente vino y maceran el whisky. "Una rara mezcla", ella es francesa, el marido escocés. 

Las mesas están abarrotadas de parisinos silenciosos y famélicos. Demacrados por el invierno, devoran muslos extasiados frente al plato cocinado, ajeno a los recalentados que utilizan desde hace meses. 

Nada más entrar, la camarera nos suelta "quieren gallina vieja?, queda poca". Al unísono respondemos No y solicitamos la carta. Nos traen quesos, algunos embutidos y gallina vieja para que probemos.

Deliciosa, incluso para vegetarianos, acompañada de zanahoria, papa, apium, menta, y diversos vegetales antiguos de la región.

Mi amigo es un glotón empedernido y solicita  ración completa, pero "no queda", responde la muchacha con cara de habernos advertido.  En las mesas cercanas, cierta vanidad de hueso chupado hasta convertirlo en pieza de museo.  

Los propietarios  han sido prevenidos del éxito de la gallina y salen de cocina, saludan desabrochando delantales, y nos invitan a crema quemada como postre-  "en casa", y aquí estamos, en la trastienda, a unos cuántos kilómetros de Dieppe, en lo que puede ser la primera gran borrachera de la temporada.

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