un poema de Chago.
Dod Procter
POEMA DE FAMILIA II
Finalmente murió tía Candita / atada a la asfixia / con balón de oxígeno a remolque.
Todo este alejamiento / todos los días de los tantos años sin verla/ sin vernos
hace termine con una tristeza diferente
más filosa
a la que me provoca cierta canciòn de Prince por Sinead O ́ Connor.
Para seres como tía Candita deseo exista el cielo.
El tiempo te cobra también en ausencia. O viceversa.
Yo podría entonces pagar toda esta falta: todas las veces que no encontró el buchito de café/ los cigarros que la iban matando. Podría pagar trocar su ausencia por la mía. Su incapacidad para llegar sin poder dejar de avisar de la pobreza.
Murió finalmente tía Candita/ unida a la certidumbre de otra vida mejor. Ahora estará con abuela y con mi madre: con su hija pequeña que se fue la primera.
Nos dejó los conjuros contra el empacho/ el mal de ojo. Cómo crecer el arroz microjet: triple de agua, que el agua alimenta/ limpia por dentro/ por fuera. Algunas canciones de Leo Dan/ a quien ahora escucho y me resulta igual de lamentable/ pero me es imposible de separar: romántica a fuerza de pobreza/ las canciones que se escuchan en las casas de los pobres. Será que la pobreza -entonces- lleva en sí maneras contestatarias.
Murió tía Candita/ se fue secando: apenas 20 kilos/ según me lo han contado.
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