quise cerrar la puerta para que no me vieran

Podría haberse ido de este mundo como cualquiera, Hebe Uhart, que con arte jugó a restarle importancia y dramatismo al hecho de ser  única, si en vida ciertas modestias exclusivas de las personas únicas nos prepararan para disimular el momento en que dejan de serlo…   “por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres”, se atrevería a decir James Joyce. Disimular o disminuir, en todo caso: la intensidad de morir es una porquería excesiva para quienes seguimos acá atrás. “Estaba asomada a la puerta y vi venir a dos señoras; quise cerrar la puerta para que no me vieran, pero no tuve tiempo y vi que una ya había sacado el pañuelo. Venían por mi duelo, y cuando vi que una se secaba las lágrimas con su pañuelo, me dije: ‘Así como lo sacaste lo vas a guardar otra vez’. Pero cuando la tuve cerca, no atiné a decirle nada y casi me echo a llorar.” (Eli, Eli, lamma sabachtani ,1963).  En fin...
Homenajes: Hebe Uhart, 1936-2018
Ave del paraíso
Cuando de ella se decía que era la mejor, “eso no es nada” era su respuesta; exquisita como el patio de palabras que la nombra ahora que su voz estará solo guardada en el papel.

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