Les fleurs de Mme Claire


Que el trabajo poético no sea tomado en serio, como trabajo, y se espera que se entregue siempre gratis, es en buena parte, culpa nuestra, de los poetas, de los escritores, que lo permitimos. He viajado y viajo a leernos con amigos toda la noche o hasta que el fervor o la paciencia nos dé aguante . Pero nunca sé me ocurriría, desde una institución, invitar a alguien, diciéndole que solo le puedo garantizar la audiencia, " el placer de ser escuchado ". Son ( somos)tan fatuos los poetas para hacer algo así? Tan importante nuestro mensaje que se pierde en la aulas y en el fervor etílico, en la prosa del cervecero?;)Cuando trabaje en instituciones siempre peleé por condiciones dignas para el trabajo de mis colegas: lecturas remuneradas, transporte, gestos mínimos quizás, pero que dieran cuenta del respeto y el cariño hacia el otro. Y cuando invito a mi casa, los que acá llegan saben que tienen techo y mesa ( lo que puedo compartir). No pido más. Ni menos. No pido. Pero no me inviten a viajar de una ciudad a otra, a pagarme el pasaje, la estadía y otra yerbas, por " el placer " dudoso, innecesario, de una lectura pública.
DAMARIS CALDERON CAMPOS







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