CDR
Me cuentan hace 20 años que la Inquisición iba a volver de la mano de niños y niñas de veintipocos años que se han criado en las sociedades más libres que ha conocido la humanidad en toda su historia y no me lo creo.
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Justificación de la violencia
Descarta Zoido que dentro de los CDR haya una jerarquía como en cualquier plataforma organizada. “Son los que empezaron a ejercer actuaciones violentas antes y durante el proceso del 1-O, eran los anteriores comités de defensa del referéndum, similares a los comités de defensa de la revolución cubana. Tienen estructuras horizontales y con modos de actuar similares”, ha aseverado el ministro en Telecinco.
Cada uno de los grupos locales de los CDR dispone de un número hetereogéneo de personas que son manejadas por un reducido equipo de dirección que determina qué hacer, cuándo, y las consignas concretas de cada movilización. A primera vista ese liderazgo puede parecer informal, pero las investigaciones demuestran que quienes ocupan esos niveles en la organización acumulan años de activismo en la Esquerra Independentista.
Precisamente es esa circunstancia la que los hace especialmente idóneos para dirigir los CDR y sus actividades violentas de desobediencia y confrontación con el Estado. También son los garantes de que ningún otro colectivo les pueda quitar protagonismo en un ámbito como este.
La organización interna revela también aspectos clave sobre la auténtica naturaleza de los CDR. En este sentido, sus dirigentes mantienen absoluta confidencialidad a la hora de coordinar los grupos porque temen la presión judicial y policial, que por otra parte ya está en marcha.
El secretismo es por tanto clave en la supervivencia de estos comités, cuyos portavoces se relevan con periodicidad para evitar una excesiva exposición que puede tener consecuencias legales para ellos.
La izquierda independentista de Sabadell, en octubre de 2017, fue la primera en darse cuenta de la necesidad de que los comités actuaran de forma coordinada. El impulsor de la Crida, Pau Llonch, lo explicaba así en el diario «Público»: «Existía la necesidad de estar organizados ante un escenario como el que se ha producido (se refiere al fracaso del 1-O en términos de avance en el “procés”). Fue la CUP la que planteó la necesidad de organizar estos comités sin la voluntad de patrimonializarlos».
Grupos hetereogéneos
«Hay absoluta libertad en la forma organizativa que adopta cada comité, depende exclusivamente de las circunstancias concretas de cada uno de ellos». Sus miembros suelen ser vecinos del barrio donde el grupo se reúne, participan en protestas, pegadas de carteles y también protagonizan intervenciones públicas para exigir las propuestas clásicas de la izquierda anticapitalista, que engloban dentro del independentismo.
«Los comités –concluyen las fuentes consultadas por ABC– se han configurado como un movimiento de contrapoder con capacidad para activar una respuesta con un cierto grado de violencia, pasando de un perfil bajo como el que tenían hasta las elecciones del 21 de diciembre a otro en el que ejercen una violencia de carácter insurreccional que podría producir un enfrentamiento civil en Cataluña».
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