las flores de Leo
Leo Louppe
X
poema DE LUIS MARIMON TAPANEZ
Este lienzo salvará mi odio del olvido.
Los cortesanos miran la pintura y se ríen.
Yo tiemblo de asco e indignación
pero también me río
y me inclino cortésmente
ante las damas y los caballeros que entran al estudio
y con mi voz melíflua alabo sus últimos sombreros y encajes
y pregunto por sus herederos que serán
no lo dudo,
más bárbaros y sanguinarios que sus progenitores.
Ellos nunca podrán adivinar lo que pienso.
Los imagino ardiendo junto a la bruja nuestra de cada día,
o comiendo un panecillo caliente empolvoreado con vitriolo.
Y mis sueños son dulces igual a una mujer caliente:
me dejan en éxtasis y exánime.
Apenas si mi rostro revela un extraviado temblor.
La astucia ha hecho de mi persona
a un innegable erudito de la sobrevivencia,
como el sapo que es feliz todo el tiempo debajo de una piedra.
Me moriré dejando el encierro de mi cuerpo sin nombre
y ya no roeré el oscuro hueso de la soledad.
No seré el culpable de tanta muerte imaginada.
Que el futuro mire mi cara y trate de descifrarla.
Soy el bufón que a veces se espanta de sus sueños.
Hay veces he querido hacer dichosa a una persona
y ahí mismo he comenzado a matarla.
Amo mi amargura. Me complazco en cesar.
Ya no seré feliz.
Sé que nunca lo será nadie totalmente.
Este lienzo salvará mí cuerpo de ese mármol antiguo
que todo lo perdona;
por alguna grieta escapará mi propio olvido.
Una aventura bien vale una vida:
la mía ha sido tramar mi azar.
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