flores de Manet.


E.Manet 🎨

Vaso di Peonie 1864/65

Fósiles de la colina

LUIS MARIMON TAPANEZ


En la antigua colina
los restos de animales prehistóricos
incrustados en las piedras.
Un mar desconocido
cubría entonces el lugar en que después
se fundó la ciudad.
Pero ellos no quisieron irse con las aguas,
una fuerza desconocida los obligó a quedarse.
¿Esperando
a quién?

Seres que se gestaron
sólo para dejar sus leves osaturas grabadas
como símbolos
o una escritura aún no descifrada.
Ellos están.
Con sus huellas justifican su estancia en la tierra
junto al viento, los pájaros y los caracoles.
¿Dónde su carne ahora transparente,
su apetito,
su instinto sagrado de vivir?
Ancestrales voces
claman desde la noche.
Las incontenibles formas se reiteran
y el universo calla
cuando las cosas son
sin ser apenas.
En el limo
la humedad demuestra su existencia.
¿Quién me señala en el viento
la huella de la abeja salvaje?
¿Quién la ruta de la flecha
que desgarra para siempre
el corazón del ciervo en la pradera?
¿Qué verde corazón se está quemando
ahora con la hierba?
La más pequeña de las moléculas
conformará mañana el cuerpo del más grande.
Lo que hoy es sed
será mañana abrevadero.
Lo que será el jinete,
hoy es la bestia.
Acepto el cambio.
En la más terrible de las formas
hay un silencio bueno,
el que destroza nervios y tendones
en la nocturna jungla
posee sus colmillos
sólo por negarse a morir,
y el manso posee su carne deleitosa...

Las aguas, acaso, volverán.
Siempre las cosas son de donde fueron.
¿Pero dónde ahora las aguas
que aquí estuvieron?
Ahí están, en la vieja colina
los restos de animales
grabados en las piedras.
Una fuerza desconocida obliga siempre a quedarse.
Tampoco nosotros, abandonaremos la ciudad.

No.5, Julio de 2001

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