Tobias y el ángel
Tobías y el Ángel
Francisco de Goya
Tobias y el ángel es una escena bíblica (Libro de Tobías 6:2-9) y un tema iconográfico relativamente frecuente en el arte cristiano.
Tobías, hijo de Tobit, realiza un viaje con un personaje, del que no sabe su condición de ángel (se hace llamar Azarías aunque después se presenta como el arcángel Rafael), y éste le instruye lo que debe hacer con un pez gigante que pesca en el río Tigris, lo que le servirá más tarde.
Tobías padre había quedado ciego. Era un hombre justo y muy caritativo. Tobías había sido muy rico, pero empobreció hasta la miseria. En cierta ocasión prestó a un paisano suyo, llamado Gabelo, diez talentos de plata, cantidad bastante elevada. Una mañana llamó Tobías a su hijo, llamado también Tobías, como su padre, y le dio el encargo de que fuera a Ragés a cobrar los diez talentos que le debía Gabelo.
Cuando el joven Tobías salía de la humilde casa de sus padres, se encontró con un joven que iba también a Ragés y que conocía muy bien a Gabelo. Este joven era el arcángel San Rafael, pero de momento no se dio a conocer.
En el camino llegaron a la orilla del río Tigris. Tobías .se fue a lavar los pies, pero un pez que nadaba por aquellas aguas saltó, asustando a Tobías, pero su acompañante le mandó agarrarlo y sacarlo fuera. Por consejo de su amigo, guardó el corazón, la hiel y el hígado del pez.
Al llegar a Ragés, el ángel le dijo: «Aquí hay un hombre llamado Raguel, de tu tribu, el cual tiene una hija llamada Sara, la cual debes tomarla por esposa. Pídesela a su padre». Tobías fue recibido por Raguel con muestras de gran cariño. Pidió por esposa a su hija Sara, pero el padre se resistía, pues había tenido tres maridos y los tres habían muerto en la noche de bodas. El ángel apoyó las pretensiones de Tobías. Sara fue entregada a Tobías como esposa. El padre le dijo: «Come, bebe y alégrate; a ti te toca recibir a mi hija. Que Dios misericordioso os colme de felicidades». Mientras tanto, el ángel Rafael partió a casa de Gabelo y cobró los diez talentos de plata.
Cumplidos catorce días de la boda, el joven matrimonio decidió partir camino de la casa paterna. Los padres de Sara dieron a los jóvenes esposos hacienda, ganados y dinero. El padre les bendijo, diciéndoles: «Que el Dios del Cielo os dé feliz viaje, hijos míos». Luego les besó. La madre de Sara dijo a Tobías. «Hijo mío, que el Señor del Cielo te dé una vida feliz y a mi ver los hijos de mi hija, para que me alegre en presencia del Señor».
Entre tanto, Ana, madre de Tobías, estaba sentada, mirando al camino para ver si divisaba a su hijo. Cuando creyó verle dijo a su marido: «Viene nuestro hijo y con él su compañeros. El ángel Rafael dijo al joven Tobías: «Tu padre recobrará la vista». Después de abrazar con gran cariño a sus padres, el hijo derramó la hiel sobre los ojos de su padre y al instante recobró la vista. Tobías, todo emocionado, bendijo al Señor.
Cuando Tobías quiso dar al guía la mitad de los bienes, el ángel les dijo: «Bendecid a Dios y glorificadle. Habéis hecho el bien y nada malo os pasará. Por eso me envió Dios a curarte a ti. Yo soy Rafael, uno de los siete santos ángeles que presentamos las oraciones de los justos». Ellos quedaron turbados y llenos de temor, y cayeron de hinojos y dieron gracias al Cielo. En aquel instante el ángel desapareció.
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