Dialéctica del ego, un poema de Recio Juan Carlos.

Van Gogh



Dialéctica del ego
Por su incapacidad de amar
se compró un loro
y mientras le hablaba de su falta

y de las causas de las perdidas 
se enamoró de su docilidad 
mientras en obendencia el pájaro 
repetía el mismo discurso aprendido.


Era como un árbol robusto
en medio del camino
todos hablaban de su belleza
y nadie entendía 
la necedad de no cortarlo
porque un arbol atravesado 
era, -se ha dicho-, 
como un amor inservible.

(De nada importa 
que trabajes para mantenerlo
un rayo, una tempestad puede llevarse
hasta las raíces
de algo que no te pertenece.)

Cuando el loro murió 
dedicaba sus días a recordarlo
siempre lo imaginaba 
con sus cortos pasos 
doblado hacia delante con el peso
más que de su sabiduría 
de las palabras que le enseñaba.

La tarde que un hombre borracho
bajo la lluvia 
preguntó por la jaula vacía 
tuvo un arrebato de histeria
una premonición de lucidez
y lo besó sin dejarlo ir...
el hombre amenazado, 
al despertar,
le agradece su caridad
y de nuevo se tumba 
sin equilibrio 
rendido a sus pies
como un gran amor 
en su discurso de rutina.

Cuando ambos murieron
el techo de la casa ya desvencijado
era igual a los rumores que repiten
aquellos 
que de no entender la soledad 
entre maldiciones simulan bendecirla...
lo que pudieras decir,
mientras lees
que a ti, como al loro,
los grandes amores te parecen
una repetición innecesaria
luego, 
si la poesía es tu capacidad sensible
empieza por la jaula
mira si de verdad 
aquellos que entran
les has dejado merecer el discurso
sin que importe si es para escucharte
o si hablarás 
todo el tiempo de tu desgracia.

Recio Juan Carlos.

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