me importa Cataluña y España
army of the Apocalypse
(Revelation 9:15-19)
‘The Welles Apocalypse’, England ca. 1310
BL, Royal 15 D II, fol. 143r
¿Por qué sí me importa Cataluña y España?
Y no apoyo a los independentistas.
Los cubanos que defienden la independencia de Cataluña, y que apoyan un proceso ilegal, inconstitucional que reproduce, en otras circunstancias políticas europeas, los hechos trágicos de 1934 que fueron el preludio de la Guerra Civil española no me sorprenden. La irresponsabilidad, la ignorancia y la desmemoria son frecuentes.
El oportunismo y el medrar a la sombra del poder del dinero y las influencias ha sido parte de la cultura política aprendida durante los largos años de corrupción que vivimos en Cuba.
Tengo ciudadanía española, recuperé la de mi padre y mis abuelos que fueron refugiados de la Guerra Civil, -asturianos republicanos- tras un largo proceso administrativo jurídico, la recuperé por derecho y por necesidad afectiva, fue una elección.
Por estos hechos que están en la historia de mi familia, además de los años que he vivido en España y de la ciudadanía que comparto y me protege, me asiste el deber de memoria y de defensa de los valores democráticos y constitucionales que alentaron a generaciones de españoles desde el siglo XIX. Ideales para construir un país mejor, España, una idea que supera los límites geográficos. Crecí con ese aliento.
No voy a discutir mezquindades porque creo que por haber recibido una subvención estatal nadie está obligado a guardar lealtades si son contrarias a sus principios y valores. Si además destruyen la convivencia y la legalidad que tanto costó conseguir después de décadas de dictadura en España me parece una frivolidad y una irresponsabilidad de niños pijos consentidos y majaderos.
Mis abuelos nunca pudieron regresar a España y mis tíos tampoco. La dictadura fue una losa pesada sobre la vida de miles de personas anónimas que soportaron un estado de excepción durante décadas que les usurpó su país, sus afectos, sus familias. No fueron los catalanes los únicos que sufrieron la represión y los desmanes de la dictadura, han sido los que más rédito político han sacado a aquellas circunstancias trágicas para todos los españoles. En mi casa siempre vi un pudor y una mesura cuando hablaban de la guerra.
Tengo amigos a quienes quiero mucho, catalanes, personas que me han ayudado siempre que lo he necesitado pero en nombre de ese amor de la amistad precisamente no es posible aceptar un proceso violento que va contra los valores de fraternidad y de destino común que han reunido a los españoles desde hace siglos. La miseria y la mezquindad de la independencia no se puede justificar con ningún argumento. Como la dictadura de veintitrés años de corrupción pujolista es un capítulo oscuro de la historia de Cataluña.
Si consideran que son corruptos algunos políticos en Madrid, si el PP es un partido que piensan debe ser combatido para ello están las urnas y las instituciones democráticas. No he votado nunca ni creo que votaré al PP, no porque sean franquistas, no los voto porque no comparto sus ideas y sus valores sobre temas esenciales, pero no dejo de reconocer que han sido los que han defendido la Constitución y la unidad de España como garantías de la igualdad, la libertad y la solidaridad entre españoles mientras la izquierda atontada y la otra, de pandereta soviética se han dedicado a sabotearla con la intención de destruirla.
La intención clara es destruir la democracia y las libertades que tanto ha costado recuperar. Después de ver hoy este espectáculo de los dirigentes independentistas catalanes que llevan meses jugando con el destino, la salud y los nervios de los españoles queda claro que son unos irresponsables frívolos que han tenido un mecanismo propagandístico en los medios de comunicación y en la educación en los colegios para educar analfabetos políticos capaces de votar a partidos radicales de izquierda o de apoyar a corruptos que los han utilizado para sus fines personales políticos y económicos.
Pensé que no sería necesario que aplicaran el 155, en principio pensé que era posible un acuerdo entre políticos responsables pero visto lo que ha sucedido, por el bien de Cataluña y el futuro de la región y de España, por el bien de las personas, independentistas o no, deben aplicarse las leyes para recuperar el Estado de Derecho y regenerar la vida política. Las circunstancias son difíciles y extremas y será arduo sanar la fractura que se ha producido, ningún artículo de la Constitución podrá deshacer el odio, la atmósfera de confrontación, la frustración generada por la demagogia; habrá que encomendarse a la generosidad y la mesura de todas las partes en conflicto.
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Juan Pablo Noroña