¡Cómo han logrado revertir el sentido de las palabras ! ¡Cómo las han desvirtuado!
« Nuestra generación ya tiene su 23 F », escribe el impresentable Gabriel Rufián, atacando al PPSOECs, es decir « el bloque monárquico » como lo llama el podemita Pablo Iglesias. « Golpe de Estado », agrega la dirigente de ERC Marta Rovira. « Esto tiene olor de franquismo », suelta un senador del PdeCat. Oriol Junqueras habla de « totalitarismo ». Lluis Llach designa a los representantes de la Unión Europea como « porcs » (cerdos). El « Govern » en su totalidad manifiesta en Barcelona, cual si los « consellers » fueran unos estudiantitos luchando contra los « fachas » en el poder. Como si Rajoy tuviera algo que ver con Arias Navarro o con Tejero. El Rey, esta vez, estaría con los « totalitarios », no con los « demócratas » que serían ellos, Carles Puigdemont, Raúl Romevà, Carme Forcadell o Ana Gabriel, los independentistas. ¡Cómo han logrado revertir el sentido de las palabras ! ¡Cómo las han desvirtuado!
Pero, por otro lado, cuando leo el artículo de Antonio Elorza en « El País », siempre inteligente pero con quien no coincido ahora, tratando a los catalanistas no de « totalitarios » sino de « totalistas », casi un neologismo para hablar de esos nacionalistas esperpénticos, herederos, según él, de los bolcheviques rusos, me pongo a pensar que hay una desesperante inflación de palabras seudo-conceptuales.
Frente al artículo 155 constitucional (esa Constitución española que no es perfecta pero que significó el final de la dictadura), es posible que el ex-alcalde de Gerona, Puigdemont, más iluminado que nunca, declare la DUI, la Declaración unilateral de independencia (si no la aplaza otra vez : un día sí, otro no), que sería eso : unilateral, por parte de ellos solos. Ojalá que ese enfrentamiento, principalmente verbal y absurdo por ahora, no degenere en una pesadilla mayor.
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