Psicología de las masas y el YO, de Freud.



... Naturalmente inclinada a todos los excesos, la multitud no reacciona sino a estímulos muy intensos. Para influir sobre ella, es inútil argumentar lógicamente. En cambio, será preciso presentar imágenes de vivos colores y repetir una y otra vez las mismas cosas. 

«No abrigando la menor duda sobre lo que cree la verdad o el error y poseyendo, además, clara consciencia de su poderío, la multitud es tan autoritaria como intolerante… Respeta la fuerza y no ve en la bondad sino una especie de debilidad que le impresiona muy poco. Lo que la multitud exige de sus héroes es la fuerza e incluso la violencia. Quiere ser dominada, subyugada y temer a su amo… Las multitudes abrigan, en el fondo, irreductibles instintos conservadores, y como todos los primitivos, un respeto fetichista a las tradiciones y un horror inconsciente a las novedades susceptibles de modificar sus condiciones de existencia».

Si queremos formarnos una idea exacta de la moralidad de las multitudes, habremos de tener en cuenta que en la reunión de los individuos integrados en una masa, desaparecen todas las inhibiciones individuales, mientras que todos los instintos crueles, brutales y destructores, residuos de épocas primitivas, latentes en el individuo, despiertan y buscan su libre satisfacción...




CUANTA ACTUALIDAD

Freud se va a lo fenomenológico para iniciar su explicación, y recurre a un texto de Le Bon «Psicología de las masas», famoso en su época. Se introduce en el intento de explicación de la evidencia del cambio en un sujeto cuando entra a formar parte de una masa. Le Bon hablaría de los efectos de la presencia en una masa de un «alma colectiva» para explicar los cambios en el comportamiento y pensamiento de los individuos. Lo heterogéneo se hunde en lo homogéneo. Freud señala que no habría que señalar la aparición de nuevas propiedades en el individuo. Sino el levantamiento de la represión de ciertas pulsiones. 

Freud hace una interpretación del texto de Le Bon en cuanto a la sugestión y sus efectos de contagio, así nos señala que el contagio hace referencia al influjo que los miembros singulares de una masa hacen unos sobre otros, mientras que los fenómenos de sugestión (en Le Bon equiparables al influjo hipnótico) tienen que ver con la fuente que haría las veces de hipnotizador. Dedica Freud un análisis al alma de la masa utilizando o introduciendo orientaciones de Le Bon en relación a la similitud con los primitivos y los niños. Se pasa en este momento a la descripción de características de la masa: 
1. La masa es impulsiva, voluble y excitable. 

2. Los impulsos a los que obedece pueden ser noble o crueles, pero ten imperiosos que se imponen a los intereses de autoconservación. 
3. No es perseverante y todo es con pasión. 
4. la satisfacción tiene que ser inmediata.
5. Es omnipotente. 
6. Es extraordinariamente influible, crédula y acrítica. 
7. piensa en el libre fantaseo, no se mide el acuerdo con la realidad. 
8. Es de sentimientos simples y exaltados. No conoce la duda. 
9. Pasa pronto a los extremos, la sospecha a certeza. 
10. Sólo es excitada por estímulos desmedidos. 
11. Respeta la fuerza. Es lo que pide a sus líderes. Quiere ser dominada y sometida y respetar a sus amos. 1
2. Conservadora. 
13. No únicamente son capaces de arrastrarse a la satisfacción de las pulsiones más crueles, también de elevadas muestras de abnegación, desinterés, consagración a un ideal. 
14. El rendimiento intelectual de la mesa es siempre inferior al del individuo. 
15. Las ideas opuestas pueden coexistir y tolerarse. 
16. La masa está sujeta al poder mágico de la palabra. 
17. La masa pide ilusiones, no verdad, lo irreal siempre prevalece sobre lo real ( síntomas histéricos).

 Las mociones de deseo son las que prevalecen. Termina este aparado con una descripción del líder, el conductor, de la masa que Freud califica de no demasiado brillante.

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