Las iniciales de Procusto


"The Initials" (1864)

- Oil Painting -
Winslow Homer (1836 - 1910)
Private Collection


El síndrome de Procusto hace referencia a esas personas que menosprecian a aquellos que las superan en talento y habilidades. Aún más, no dudan en discriminarlas e incluso en acosarlas. Son personas que ni avanzan ni dejan avanzar, perfiles frustrados o con autoestimas muy exageradas que habitan en muchos de los entornos en los que nos movemos.

“Procusto: – Si sobresales, te cortaré los pies. Si demuestras ser mejor, te cortaré la cabeza…” -Mitología griega-

Asimismo, es interesante saber que aunque el síndrome de Procusto no esté presente en ningún manual de diagnóstico ni tenga entidad clínica alguna, recoge a la perfección aquello que los psicólogos conocen como “la conducta de los codazos”. Es decir, deshacerse de los más brillantes de forma hostil y boicoteando al más preparado por simple intolerancia y puro egoísmo. Porque para ellos, no puede haber algo peor que verse superados por los demás en algún aspecto, por pequeño que sea.

El mito de Procusto



Aunque el mito de Procusto no es muy conocido cabe decir que es sin duda uno de los más lóbregos y terribles. Cuenta la mitología griega que este personaje era un posadero que regentaba una taberna en las altas colinas de Ática. Allí, ofrecía además alojamiento a los viajeros. Sin embargo, bajo aquellas barbas y bajo aquellos techos amables que invitaban al descanso y la comodidad, se escondía un macabro secreto.

Procusto tenía una cama donde invitaba a tumbarse a los viajeros. Por la noche, cuando estos dormían aprovechaba para amordazarlos y atarlos. Si la víctima era más alta y sus pies, manos o cabeza salían de la cama, procedía a cortarlos. Si la persona era más baja, les rompía los huesos para ajustar las medidas.

Este oscuro personaje llevó a cabo sus macabras acciones durante años hasta que a su posada llegó un hombre muy especial: Teseo. Como ya sabemos, este héroe adquirió fama por haberse enfrentado al Minotauro de la Isla de Creta y por convertirse más tarde, en el rey de Atenas. Se cuenta, que cuando Teseo descubrió lo que aquel sádico ser llevaba a cabo por las noches, decidió aplicarle a Procusto el mismo castigo que este aplicaba a todas sus víctimas.

“Desde entonces, trascendió una advertencia a modo de refrán que dice lo siguiente: cuidado, hay personas que cuando perciban que tus opiniones no se ajustan a las suyas o cuando vean que eres más brillantes que ellos, no dudarán en acostarte en la cama de Procusto”
La persona con síndrome de Procusto usa todas sus energías en limitar capacidades ajenas: son apagadores de sueños, son cercenadores de esperanzas, manipuladores psicológicos y maestros de la agresión encubierta.
Por último y no menos importante, cabe decir también que no dudan en manipular a otros o en usar su complicidad para “acabar” con el que más destaca.
En este caso, y cuando hablamos de perfiles que ejecutan el nivel más tóxico y amenazante del Síndrome de Procusto, lo más recomendable es poner distancia.

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