Le Livre d'Esther








EL TIGRE

Tornasolando el flanco a su sinuoso 
paso va el tigre suave como un verso 
y la ferocidad pule cual terso 
topacio el ojo seco y vigoroso. 

Y despereza el músculo alevoso 
de los ijares, lánguido y perverso 
y se recuesta lento en el disperso 
otoño de las hojas. El reposo... 

El reposo en la selva silenciosa. 
La testa chata entre las garras finas 
y el ojo fijo, impávido custodio. 

Espía mientras bate con nerviosa 
cola el haz de las férulas vecinas, 
en reprimido acecho... así es mi odio. 

ENRIQUE BANCHS

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