una rata no saca ningún provecho con mentir
From The Mountain-Sprite’s Kingdom by E. H. Knatchbull-Hugessen, 1881.
—Señora, acabo de tragarme una dosis de un potente veneno y, conforme a las instrucciones que figuraban en la etiqueta, salí de mi madriguera para morir. ¿Tendría usted la amabilidad de indicarme un lugar en el que mi cadáver resulte particularmente dañino?
—Dado que te encuentras tan mal —replicó la gata—, yo misma te llevaré a un lugar que, según creo, resultará adecuado.
Dicho lo cual, le hincó los dientes en la nuca a la rata y salió trotando con ella. Esto era más de lo que la rata había previsto, por lo que se puso a soltar chillidos agudos del dolor.
—¡Ah! —dijo la gata—, una rata que sabe que sólo le quedan unos pocos minutos de vida nunca hace alboroto por una pequeña agonía. No creo, mi estimada amiga, que hayas tomado bastante veneno como para que le haga daño a ninguna de las dos.
Y, en consecuencia, se la almorzó.
Si esta fábula no enseña que una rata no saca ningún provecho con mentir, me gustaría saber qué enseña.
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