Un proverbio japonés dice: «Medianoche es la verdadera luz, el alba no es clara». El alba que perciben nuestros ojos exteriores, no muestra la luz verdadera que está oculta en la noche de ser. Cuando despierta ilumina con la luz pura y verdadera. En la tradición occidental se representa esta aurora filosófica por medio de un sol negro o de medianoche . Por eso se celebra la Navidad, que es el nacimiento del Salvador, durante el solsticio de invierno; es decir, en la época del año que la noche es más larga. Del mismo modo que las semillas de las especies naturales germinan si son regadas, el «oro oculto de los filósofos» necesita del agua celeste para alzarse en medio de las tinieblas. Para recordar esta unión existe en la India la costumbre de poner un cántaro lleno de agua encima del linga de Shiva, que representa el falo generador del universo ; del cántaro cuelga una cuerda que se humedece con el agua del cántaro y va vertiendo poco a poco, gota a gota, agua sobre el falo. Sin la ayuda de la energía del cielo, el sol terrestre no podría germinar, por eso exclama: «Ayúdame y te ayudaré; es decir, ensánchame fuera de mi prisión, y si alguna vez consigues hacerme salir de ella, te haré dueño de la fortaleza en la que estoy. […] Ayúdame a disolver y te ayudaré a congelar». (N. Valois, Los cinco libros)
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