EPOCA PASADA
Fray Luis de León
Oda Primera de Píndaro
El agua es bien precioso,
Y, entre el rico tesoro,
Como el ardiente fuego en noche escura,
Ansí relumbra el oro.
Mas, alma, si es sabroso
Cantar de las contiendas la ventura,
Ansí como en la altura
No hay rayo más luciente
Que el sol, que rey del día
Por todo el yermo cielo se demuestra,
Ansí es más excelente
La olímpica porfía,
De todas las que canta la voz nuestra.
Materia abundante,
Donde todo elegante
Ingenio alza la voz, ora cantando
De Rea y de Saturno el engendrado,
Y juntamente entrando
El techo de Hierón, alto, preciado.
Hierón, el que mantiene
El cetro merecido
Del abundoso cielo siciliano,
Y dentro en sí cogido
Lo bueno y la flor tiene
De cuanto valor cabe en pecho humano;
Y con maestra mano
Discanta señalado
En la más dulce parte
Del canto, la que infunde más contento,
Y en el banquete amado
Mayor dulzor reparte.
Mas toma ya el laúd, si el sentimiento
Con dulces fantasías
Te colma y alegrías
La gracia de Fernico, el que en Alfeo,
Volando sin espuela en la carrera,
Y venciendo el deseo
Del amo, le cobró la voz primera.
Del amo glorioso
En la caballería
Que en Siracusa tiene el principado,
Y rayos de sí envía
Su gloria en el famoso
Lugar, que fue por Pélope fundado,
Por Pélope, que amado
Fue ya del gran Neptuno,
Luego que a ver el cielo
La Cloto le produjo, relumbrando
En blanco marfil uno
De sus hombros, al suelo
Con la extrañez jamás vista admirando.
Hay espantosos hechos:
Y en los humanos pechos,
Más que no la verdad desafeitada,
La fábula, con lengua artificiosa
Y dulce fabricada
Para lanzar su engaño es poderosa.
Merced de la poesía
Que es la fabricadora
De todo lo que es dulce a los oídos,
Y ansí lo enmiela y dora,
Que hace cada día
Los casos no creíbles ser creídos.
Mas los días nacidos
Después ven el engaño.
Lo que al hombre conviene
Es fingir de los dioses lo que es dino:
Siquiera es menos daño.
Por donde a mí me viene
Al ánimo cantar de ti, divino
Tantálides, diverso
De lo que canta el verso
De los antepasados: y es que, habiendo
A los dioses tu padre convidado,
Y en Sipilo comiendo,
Neptuno te robó, de amor forzado.
Domole Amor el pecho,
Y en carro reluciente
Te puso adonde mora el Jove magno,
A do en la edad siguiente
Vino al saturnio lecho
En vuelo Ganimedes soberano.
Mas como al ojo humano
Huiste, y mil mortales,
Que luengo te buscaron,
A tu llorosa madre no trajeron
Ni rastro ni señales,
Por tanto no faltaron
Vecinos envidiosos que dijeron
Que por cruel manera,
En ferviente caldera
Los dioses te cocieron, y traído
A la mesa de esta arte,
Entre ellos te comieron repartido.
Mas tengo por locura
Hacer del vientre esclavo
A celestial alguno, y carnicero.
Yo al fin mis manos lavo,
Que de la desmesura
El daño y el desastre es compañero.
Y más que de primero
El Tántalo fue amado
De los gobernadores
Del cielo, si lo fue ya algún terreno.
Bien que al amontonado
Tesoro de favores
No le bastando el pecho, de relleno
Rompió en un daño fiero,
Que el Júpiter severo
Le sujetó a la peña caediza;
Y ansí el huir, que siempre fantasea,
Y el miedo que le atiza,
Ajénanle de cuanto se desea.
Y de favor desnudo
Padece otros tres males
Demás deste mal crudo, porque osada
Mente dio a sus iguales
La ambrosia que no pudo
Y el néctar dó los dioses colocada
Tienen su bien hadada
Y no finible vida.
¡Mas, cuánto es loco y ciego
Quien fía de encubrir su hecho al cielo!
Después desta caída
También el hijo luego
Tornaron al lloroso y mortal suelo.
Y como le apuntaba
La barba ya, y estaba
El mozo en su vigor y florecía,
Al rico y generoso casamiento
Que entonces se ofrecía,
El ánimo aplicó y el pensamiento.
Ardiendo, pues, desea
A la Hipodamia,
Del claro Pisadón ilustre planta;
Ya do la mar batía,
Cuando la noche afea
Al mundo, sólo busca al que quebranta
Las ondas, y levanta.
Al cual, que en continente
Junto dél aparece,
Le dice: -Si contigo aquel pasado
Tiempo sabrosamente
Algo puede y merece,
Y si ya mi dulzor te vino en grado,
Enflaquece la mano
Y lanza del Pisano,
Y dame la vitoria, en Elis puesto,
Que a dilatar las bodas y concierto
El padre está dispuesto,
Dado que son ya trece los que ha muerto.
Lo grande y peligroso
No es para el cobarde,
El alto y firme pecho lo presume.
Y pues, temprano o tarde,
Es el morir forzoso,
¿Quién es el que sin nombre y vil consume,
Y en honda noche sume,
El tiempo de la vida,
De toda prez ajeno?
Al fin estoy resuelto en esta empresa,
Y tuya es la salida,
Y el dar suceso bueno.
Y dicho esto calló. Mas no fue aviesa
De aquesta su recuesta
La divinal respuesta,
Porque, dándole nueva valentía,
Le puso en carro de oro, en los mejores
Caballos que tenía,
Con alas no cansadas voladores.
Y ansí alcanzó vitoria
Y fue suya la virgen; y casados
De alto fecho y gloria,
Seis príncipes, seis hijos engendrados
Dejaron. Y pasados
Los días, yace agora
En tumba sumptuosa
A par del agua alfea, a par de la ara,
De las que el mundo adora
La más noble y gloriosa.
Y hace que su nombre y fama clara
Por mil partes se extienda
La olímpica contienda
Que se celebra allí, do el pie ligero,
Do hacen las osadas fuerzas prueba,
Y quien sale primero,
Dulcísimo descanso y gozo lleva
Para toda la vida:
Tanto es precioso y caro
El premio que consigue. Y siempre aviene
Ser excelente y raro
El bien que de avenida
Y junto y en un día al hombre viene.
Mas a mí me conviene
Con alto y noble canto,
Por más aventajado,
En el veloz caballo coronarte,
Hierón ilustre. Y cuanto
A todos en estado
Vences, y en claros hechos, celebrarte
Tanto con más hermosas
Y más artificiosas
Canciones yo presumo. Vive y crece,
Que Dios tiene a su cargo tu ventura,
Y, si no desfallece,
Aún yo te cantaré con más dulzura.
Cantarte he vitorioso
En voladora rueda,
Y Cronio, que hacia el sol contino mira,
Para que tanto pueda,
Me infundirá copioso
Don de palabras vivas. Que en mí inspira
Fortísima, y me tira
A sí, hecha señora,
La musa poderosa.
Que cada uno en uno se señala,
Y todo al rey adora.
No busques mayor cosa,
Y el cielo, que en alto de la escala
Te puso, te sustente
Allí continuamente;
Y yo, de tan ilustre compañía,
Me vea de contino rodeado,
Y claro en poesía
Por todo el griego suelo andar nombrado.
Commentaires