UN DÍA ACABARÉ SIENDO LA NADA
From Fairy Tales, written and illustrated by Alfred Crowquill, 1857.
Luis Manuel Pérez Boitel
UN DÍA ACABARÉ SIENDO LA NADA
quizás vestía de blanco y era aquel hombre acercándose a la multitud de un parque de provincia. buscaba, tal vez, entre los ralos árboles una noche de invierno, un sendero que no conducía a ningún sitio posible. el incoherente paisaje que me advierte de un raro fingimiento, de una utopía, nada tiene que ver con aquel hacedor buscando el soliloquio, el velamen. en la vorágine de un tiempo, un día acabaré siendo la nada, el despertar de un hombre junto a lo extraño, quizá fue un signo de mala suerte. según el ángel de la guarda, nada pudiera contra el que me desconoce entre las caravanas de una ciudad invisible. vestía de blanco, y tenía un nombre memorable y una casa en las afueras pintada de cal y figuras de yeso. cuando amanecí reconocía en el rostro de Rimbaud un sueño parecido, un hombre es siempre un sueño parecido, el sueño dentro del sueño, el hombre dentro del hombre. un poema nos sumerge en el convite, más allá del convite. entonces salgo de la historia, y queda afuera la ciudad irremplazable, el nombre que no tuve, el amigo que llegó para ocupar el sitio. si me dijeran cuál es mi nombre verdadero, yo fuera entre la multitud de un pueblerino parque y me sentara como si fuese domingo, como si fuese un desconocido que escribe un poema para concebir el hierático paso de la noche.
quizás vestía de blanco y era aquel hombre acercándose a la multitud de un parque de provincia. buscaba, tal vez, entre los ralos árboles una noche de invierno, un sendero que no conducía a ningún sitio posible. el incoherente paisaje que me advierte de un raro fingimiento, de una utopía, nada tiene que ver con aquel hacedor buscando el soliloquio, el velamen. en la vorágine de un tiempo, un día acabaré siendo la nada, el despertar de un hombre junto a lo extraño, quizá fue un signo de mala suerte. según el ángel de la guarda, nada pudiera contra el que me desconoce entre las caravanas de una ciudad invisible. vestía de blanco, y tenía un nombre memorable y una casa en las afueras pintada de cal y figuras de yeso. cuando amanecí reconocía en el rostro de Rimbaud un sueño parecido, un hombre es siempre un sueño parecido, el sueño dentro del sueño, el hombre dentro del hombre. un poema nos sumerge en el convite, más allá del convite. entonces salgo de la historia, y queda afuera la ciudad irremplazable, el nombre que no tuve, el amigo que llegó para ocupar el sitio. si me dijeran cuál es mi nombre verdadero, yo fuera entre la multitud de un pueblerino parque y me sentara como si fuese domingo, como si fuese un desconocido que escribe un poema para concebir el hierático paso de la noche.
..........................................................Nadie habrá de suponer
..........................................................que esto es de gran importancia para la nación
..........................................................................................................[W.C. Williams]
mi madre fuma Marboro Light, como si fuese una amenaza
pública. mientras descubro que en la calida habitación duerme
un gato siamés, me olvido del Empire State
y confundo las postales. la observación que hago
de las cosas dispuestas al límite, es irracional. el ser que soy
se diferencia de lo irracional, del negativo?
deambulo. tengo adicción por los breves momentos.
pretender que un instante anterior me nace,
se reproduce en mi sino, es justificar
ese humo que a ras de la cabeza me sostiene,
como la trastienda. y corre marzo sobre el cuerpo.
el fantasmagórico ¿cuerpo del otro?
así fue la impresión que nos dejó ver los peces
en el mercado central.
mi madre mira de soslayo la avenida
donde el que va delante tiene su cuartada y la razón;
parte de la razón. (viendo que la razón es un supuesto
juicio que provoca un ideal abstracto).
el sacrificio es admitir en el otro que la reducción
de tales espacios nos provee de felicidad.
luego se evaporó el gramófono y las cartas
(¿tus cartas?) fueron el pretexto
para adueñarse de lo que quedó.
tengo mal dormir y entre la ventana y el cuadro
del abuelo las cosas fueron desapareciendo.
todo está en marcha cuando busco
en la prensa nacional aquellos otros peces
y la bitácora. Nadie habrá de suponer que esto sea
de gran importancia para la nación.
mi madre fuma Marboro Light y desmiento
cada una de las postales del ilusionista. cada una de sus jugadas
que parecen perfectas. a simple vista es descubrir
cómo se empolva la memoria o parte de la memoria,
y hasta los discos de los Beatles. aquellas fachadas
parecen de mal gusto y enrarecen la quioscos de la multitud,
aún cuando hemos perdido el tiempo. mi madre reconoce
que existe la posibilidad de doblegar ese espacio,
cuando en la calle nos detenemos en un punto preciso
(¿en el mercado?), sólo ella y yo nos damos cuenta
que por un minuto algo de nosotros había cambiado
de repente.
..........................................................que esto es de gran importancia para la nación
..........................................................................................................[W.C. Williams]
mi madre fuma Marboro Light, como si fuese una amenaza
pública. mientras descubro que en la calida habitación duerme
un gato siamés, me olvido del Empire State
y confundo las postales. la observación que hago
de las cosas dispuestas al límite, es irracional. el ser que soy
se diferencia de lo irracional, del negativo?
deambulo. tengo adicción por los breves momentos.
pretender que un instante anterior me nace,
se reproduce en mi sino, es justificar
ese humo que a ras de la cabeza me sostiene,
como la trastienda. y corre marzo sobre el cuerpo.
el fantasmagórico ¿cuerpo del otro?
así fue la impresión que nos dejó ver los peces
en el mercado central.
mi madre mira de soslayo la avenida
donde el que va delante tiene su cuartada y la razón;
parte de la razón. (viendo que la razón es un supuesto
juicio que provoca un ideal abstracto).
el sacrificio es admitir en el otro que la reducción
de tales espacios nos provee de felicidad.
luego se evaporó el gramófono y las cartas
(¿tus cartas?) fueron el pretexto
para adueñarse de lo que quedó.
tengo mal dormir y entre la ventana y el cuadro
del abuelo las cosas fueron desapareciendo.
todo está en marcha cuando busco
en la prensa nacional aquellos otros peces
y la bitácora. Nadie habrá de suponer que esto sea
de gran importancia para la nación.
mi madre fuma Marboro Light y desmiento
cada una de las postales del ilusionista. cada una de sus jugadas
que parecen perfectas. a simple vista es descubrir
cómo se empolva la memoria o parte de la memoria,
y hasta los discos de los Beatles. aquellas fachadas
parecen de mal gusto y enrarecen la quioscos de la multitud,
aún cuando hemos perdido el tiempo. mi madre reconoce
que existe la posibilidad de doblegar ese espacio,
cuando en la calle nos detenemos en un punto preciso
(¿en el mercado?), sólo ella y yo nos damos cuenta
que por un minuto algo de nosotros había cambiado
de repente.
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