Diógenes de Sinope sentado en su tinaja, de Jean-Léon Gérôme (1860).
Diógenes de Sinope sentado en su tinaja, de Jean-Léon Gérôme (1860).
ELOGIO DEL TEATRO.
El teatro es la reencarnación del desorden, entonces, antes de hacer el elogio del teatro hay que hacer el elogio del desorden.
El desorden en el sentido de la anarquía y de la irreverencia.
Cada vez que un político se acerca a un teatro hay que preguntarle lo que hace por el teatro, cómo lo apoya, cuánto le da.
Porque la política del teatrero no puede ser el teatro del político.
Nada más patético que un teatrero recibiendo las migajas de un político, porque a cambio le da lo único valioso que le queda.
Los políticos desconfían del teatro, porque este los desnuda y crucifica, por eso solo se acercan al teatro que finge el teatro, para que este teatro finja que quiere al político.
El teatro es un pan que uno cuece y comparte, tú eliges si haces un teatro masa de pan, o si le das pan a las masas.
Es una larga carrera, tú eliges si quieres correr delante o detrás del público, delante o detrás de los actores, del dinero o la trascendencia.
Si la gente no se ríe en tu teatro, hay algo mal; si la gente solo se ríe en tu teatro, hay algo peor.
Un teatrero debe ser original hasta cuando copia, de hecho, el repertorio está lleno de copias originales.
La pregunta es: ¿cuánto de ti estás dispuesto a poner en una copia?
Un teatrero no claudica, sus concesiones son un paso hacia el radicalismo, un paso hacia atrás para tomar impulso.
Están los teatros que tratan y los que tratan con teatro.
Se les conoce por la pinta, como a las putas.
La diferencia entre el teatro de Arte y el teatro comercial, es que este le cambia el día a los espectadores, mientras que aquel les cambia la vida.
El teatro de arte tiene el don de resucitar de sus fracasos, el comercial tiene el don de morirse de sus triunfos.
El artista siempre es sincero, porque habla desde su corazón, el mercader es un traidor porque habla desde su bolsillo.
Al no tener nada que perder, un artista tiene todo por ganar, su esperanza le genera entusiasmo.
Cuando un tratante tiene mucho que perder, se preocupa solo por ganar, su mezquindad le genera egoísmo.
Por eso hay tantos teatros donde lo menos importante es el teatro.
La historia está llena de héroes que se murieron de teatro y vivieron para siempre.
Y también de gente que vivió de un teatro que los mató para siempre.
Tú eliges de qué lado estás, en qué lado te pones, en qué lado vives o te mueres, a fin de cuentas el teatro siempre fue un asunto de elección.
Yoshvani Medina.
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