6 de enero 1412 Nacimiento de Jeanne d’Arc
Jeanne d'Arc (1429), dessin de Clément de Fauquembergue.
Huile sur parchemin, entre 1450 et 1500
Mort de Jeanne d'Arc, par Lenepveu (1819-1898), Panthéon
Jeanne au bûcher, chromolithographe de la fin du xixe siècle
Seigneur, qui avez appelé malgré son jeune âge sainte Jeanne d’Arc, pour sauver la foi et son pays.
Accordez-nous par son intercession de travailler pour la justice et de vivre dans la paix.
Sainte Jeanne d’Arc, pleine de force de sagesse et de courage, d’amour de Dieu et du prochain,
Qui avez toujours recherché la paix à la guerre,
Obtenez-nous du Seigneur la paix pour nous-même et pour notre pays.
Sainte Jeanne d’Arc, patronne de la France,
Priez pour nous.
Divina Juana de Arco! Humilde mensajera de Dios que por misión tuviste que afrontar los grandes problemas de tu pueblo, pues fue invadido por tus enemigos encarnados que por misión recibiste la orden desde lo alto para afrontar los peligros de una guerra sin cuartel entre hermanos.
Divina intercesora inspirada por el espíritu de Dios. Fuiste la elegida en misión de libertar a los demás. Te condenaron a la hoguera como premio a tu gran misión al ser divinizada por Dios y los seres humanos.
A tus pies te pido que yo pueda vencer todos los imposibles de mi vida material. Ayúdame a tener fuerza espiritual para así consagrarme al dolor que purifica el alma.
Divina heroína del pensamiento! Ruega a Dios no me desampare para que yo pueda vivir la vida con resignación. Así sea.
Esta oración se reza cuando a uno le falta la fe para vivir la vida. Invoque a esta heroína del pensamiento.
La figura de Juana de Arco ha inspirado multitud de escritos y alguna que otra película dada la belleza de este personaje cargado de amor y de fuerza. Juana creció en una Francia en grave situación porque la habían invadido los ingleses que se iban posesionando rápidamente de muchas ciudades y hacían grandes estragos. Juana, guiada por la Virgen guió al ejército francés hacia varias victorias, pero su situación privilegiada de “salvadora” del país, pasó a una cadena de envidias y odios que llevaron a la santa a la cárcel. "Esta cárcel ha sido para mí un martirio tan cruel, como nunca me había imaginado que pudiera serlo", dijo Juana durante su periodo de presa, pero ella seguía rezando con fe y proclamando que sí había oído las voces del cielo y que la campaña que había hecho por salvar a su patria, había sido por voluntad de Dios.
En ese tiempo estaba muy de moda acusar de brujería a toda mujer que uno quisiera hacer desaparecer. Y así fue que los enemigos acusaron a Juana de brujería, diciendo que las victorias que había obtenido era porque les había hecho brujerías a los ingleses para poderlos derrotar. Ella apeló al Sumo Pontífice, pidiéndole que fuera el Papa de Roma el que la juzgara, pero nadie quiso llevarle al Santo Padre esta noticia, y el tribunal estuvo compuesto exclusivamente por enemigos de la santa. Y aunque Juana declaró muchas veces que nunca había empleado brujerías y que era totalmente creyente y buena católica, sin embargo la sentenciaron a la más terribles de las muertes de ese entonces: ser quemada viva.
Un cuarto de siglo después de la muerte de la santa, su madre y sus hermanos pidieron que se reabriera otra vez aquel juicio que se había hecho contra ella. El Papa Calixto III nombró una comisión de juristas, los cuales declararon que la sentencia de Juana fue una injusticia. El rey de
Francia la declaró inocente y el Papa Benedicto XV la proclamó santa.
En ese tiempo estaba muy de moda acusar de brujería a toda mujer que uno quisiera hacer desaparecer. Y así fue que los enemigos acusaron a Juana de brujería, diciendo que las victorias que había obtenido era porque les había hecho brujerías a los ingleses para poderlos derrotar. Ella apeló al Sumo Pontífice, pidiéndole que fuera el Papa de Roma el que la juzgara, pero nadie quiso llevarle al Santo Padre esta noticia, y el tribunal estuvo compuesto exclusivamente por enemigos de la santa. Y aunque Juana declaró muchas veces que nunca había empleado brujerías y que era totalmente creyente y buena católica, sin embargo la sentenciaron a la más terribles de las muertes de ese entonces: ser quemada viva.
Un cuarto de siglo después de la muerte de la santa, su madre y sus hermanos pidieron que se reabriera otra vez aquel juicio que se había hecho contra ella. El Papa Calixto III nombró una comisión de juristas, los cuales declararon que la sentencia de Juana fue una injusticia. El rey de
Francia la declaró inocente y el Papa Benedicto XV la proclamó santa.
Santa Juana, tu valor y tu fe en Dios consiguieron grandes cosas. Pido tu ayuda en la lucha por lo justo.Permíteme tener claros mis propósitos y que la justicia sea mi afán.
No me permitas renunciar ante la dureza de las dificultades. Con tu ayuda no tengo miedo y quiero emplear todas mis cualidades y todo mi esfuerzo. Ésto te lo pido en nombre de Jesús. Amén.
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