MADUREZ TARDÍA
Czeslaw Milosz (Lituania 1911-2004)
MADUREZ TARDÍA
Tarde, ya en el umbral de mis noventa añosse abrió la puerta en mí y entréen la claridad de la mañana.Sentía cómo se alejaban de mí, como naves,una tras otra, mis existencias anteriores con sus congojas.Aparecían, otorgados a mi buril,países, ciudades, jardines, bahías, para que los describieramejor que antaño.No vivía separado de la gente, el pesar y la piedadnos unieron y dije: olvidamos que todos somoshijos del Rey.Porque venimos de allí donde aún no haydivisión entre el Sí y el No, no hay división entre el es,el será y el ha sido.Somos infelices porque hacemos uso de menos deuna centésima parte del don que habíamos recibidopara nuestro largo viaje.Momentos de ayer y de hace siglos: un corte de espada,un maquillaje de pestañas delante de un espejo de metalbruñido, un disparo mortal de mosquete, una colisiónde una carabela con un arrecife, se mezclan en nosotrosy esperan su cumplimiento.Siempre he sabido que seré obrero en la viña,al igual que todos mis contemporáneos,conscientes de ello, o inconscientes.
Versión de Elzbieta Bortkiewicz
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