Utilizando técnicas de control y manipulación de las masas
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En primer lugar, el bombardeo constante de noticias negativas y de artículos de opinión denigrantes acerca del oponente político y todos aquellos que le siguen; una técnica que desde los primeros meses tras la asonada guerrillera que derrocó al gobierno del General Batista, también dictatorial, en Enero de 1959 en Cuba, utilizó Fidel Castro para no solo afianzarse en el poder a corto plazo, sino para consolidar su control absoluto de todas las instituciones civiles y de la sociedad en general, a mediano y largo término, y que sigue utilizando su hermano Raúl hasta este día, 57 años después, con el mismo propósito de mantenerse en el poder mediante el miedo y el control de la psicología social.
Allá y durante muchas décadas, la prensa castrista ha estado acusando a todos quienes se le oponen, de "burgueses que quieren vivir a costas del sudor del pueblo", de "agentes al servicio del imperialismo norteamericano", de "homosexuales y depravados sexuales", entre otros calificativos que no quiero extenderme en enumerar. Aquí los medios de comunicación al servicio de Clinton, y ella misma en sus discursos, acusan al adversario de "rico que quiere evadir el pago de impuestos para perjudicar al pueblo trabajador", "agente al servicio de los rusos", y "depravado sexual que pasa todo el tiempo persiguiendo mujeres". Son tres paralelismos casi exactamente iguales, muy reveladores de la psicología colectiva que padece esa prensa y que quiere por supuesto insuflar en las masas.
Luego, en segundo lugar y como un derivado del primero, está el ocultamiento en todo lo posible de las cuestiones negativas que tengan cualquier relación con el agente político al cual defienden, es así como veíamos en Cuba el bombardeo peremne de información acerca del extraordinario talento y la gran sabiduría del jefe, el cumplimiento y sobrecumplimiento continuado de todos los planes de producción, etc. Aquí, en misma línea de acción, tratan de ignorar o de minimizar en lo posible, todo lo relacionado con la extraordinariamente mala gestión de la información clasificada de la Clinton mientras estuvo al frente de la secretaría de estado, así como de ocultar todas las veces que nos ha mentido a la sociedad. Entre tanto, no dejan de publicar encuesta tras encuesta, generalmente realizadas de forma que puedan generar los resultados que ellos desean, encuestando a personas afines a ellos, y que demuestran supuestamente que su candidata va delante en preferencia de los ciudadanos.
Esto de las encuestas parece ser considerado por la prensa norteamericana como un medio muy eficaz de control de la psicología social, por lo mucho que lo utilizan. Y puede que lo sea, porque al mandar el mensaje de que alguien va ganando, y teniendo en cuenta que a nadie le gusta subirse al tren de los perdedores, puede inclinar la balanza en contra del que supuestamente está perdiendo. En Cuba también se hacían esas encuestas, las hacía creo el Departamento de Orientación Revolucionaria, y siempre daban como resultado la alta confianza del pueblo en el partido comunista y sus dirigentes y el desprecio por el enemigo. Solo que allá casi siempre las mantenían en secrero y aquí las publican y que allá los índices eran de 95 % contra 5 % y aquí de 40 contra 30 o de 45 contra 39, etc.
En fin, el mismo esquema de comportamiento mediático utilizado por el resto de los países con dictaduras comunistas, con la diferencia de que aquí han llegado un poco más lejos en algunos puntos, como en el de sostener que los seguidores del candidato republicano son casi todos gente de muy baja educación, prácticamente analfabeta, mientras en la Cuba de castro no hubieran dicho nunca eso porque allí se ufanaban de haber hecho una Campaña de alfabetización. Esperemos que no gane la Clintob, pero que si lo hace, que no trate de emprender una campaña de alfabetización aquí, aunque sus planes de educación gratuita se parecen bastante en sus enunciados.
Utilizando técnicas de control y manipulación de las masas que surgieron prácticamente al unísono con los medios de comunicación masiva, pero que demuestrannseguir siendo efectivas, y que fueron ampliamente utilizadas por casi todas las dictaduras y otros gobiernos de carácter populista como el fascismo hitleriano y lls diferentes regímenes comunistas, la prensa norteamericana, en su conjunto cada vez más radicalizada haciala izquierda, está haciendo sus mayores esfuerzos para influir en la elección del próximo presidente de los Estados Unidos y que resulte electo el candidato del partido en el que ellos militan.
En primer lugar, el bombardeo constante de noticias negativas y de artículos de opinión denigrantes acerca del oponente político y todos aquellos que le siguen; una técnica que desde los primeros meses tras la asonada guerrillera que derrocó al gobierno del General Batista, también dictatorial, en Enero de 1959 en Cuba, utilizó Fidel Castro para no solo afianzarse en el poder a corto plazo, sino para consolidar su control absoluto de todas las instituciones civiles y de la sociedad en general, a mediano y largo término, y que sigue utilizando su hermano Raúl hasta este día, 57 años después, con el mismo propósito de mantenerse en el poder mediante el miedo y el control de la psicología social.
Allá y durante muchas décadas, la prensa castrista ha estado acusando a todos quienes se le oponen, de "burgueses que quieren vivir a costas del sudor del pueblo", de "agentes al servicio del imperialismo norteamericano", de "homosexuales y depravados sexuales", entre otros calificativos que no quiero extenderme en enumerar. Aquí los medios de comunicación al servicio de Clinton, y ella misma en sus discursos, acusan al adversario de "rico que quiere evadir el pago de impuestos para perjudicar al pueblo trabajador", "agente al servicio de los rusos", y "depravado sexual que pasa todo el tiempo persiguiendo mujeres". Son tres paralelismos casi exactamente iguales, muy reveladores de la psicología colectiva que padece esa prensa y que quiere por supuesto insuflar en las masas.
Luego, en segundo lugar y como un derivado del primero, está el ocultamiento en todo lo posible de las cuestiones negativas que tengan cualquier relación con el agente político al cual defienden, es así como veíamos en Cuba el bombardeo peremne de información acerca del extraordinario talento y la gran sabiduría del jefe, el cumplimiento y sobrecumplimiento continuado de todos los planes de producción, etc. Aquí, en misma línea de acción, tratan de ignorar o de minimizar en lo posible, todo lo relacionado con la extraordinariamente mala gestión de la información clasificada de la Clinton mientras estuvo al frente de la secretaría de estado, así como de ocultar todas las veces que nos ha mentido a la sociedad. Entre tanto, no dejan de publicar encuesta tras encuesta, generalmente realizadas de forma que puedan generar los resultados que ellos desean, encuestando a personas afines a ellos, y que demuestran supuestamente que su candidata va delante en preferencia de los ciudadanos.
Esto de las encuestas parece ser considerado por la prensa norteamericana como un medio muy eficaz de control de la psicología social, por lo mucho que lo utilizan. Y puede que lo sea, porque al mandar el mensaje de que alguien va ganando, y teniendo en cuenta que a nadie le gusta subirse al tren de los perdedores, puede inclinar la balanza en contra del que supuestamente está perdiendo. En Cuba también se hacían esas encuestas, las hacía creo el Departamento de Orientación Revolucionaria, y siempre daban como resultado la alta confianza del pueblo en el partido comunista y sus dirigentes y el desprecio por el enemigo. Solo que allá casi siempre las mantenían en secrero y aquí las publican y que allá los índices eran de 95 % contra 5 % y aquí de 40 contra 30 o de 45 contra 39, etc.
En fin, el mismo esquema de comportamiento mediático utilizado por el resto de los países con dictaduras comunistas, con la diferencia de que aquí han llegado un poco más lejos en algunos puntos, como en el de sostener que los seguidores del candidato republicano son casi todos gente de muy baja educación, prácticamente analfabeta, mientras en la Cuba de castro no hubieran dicho nunca eso porque allí se ufanaban de haber hecho una Campaña de alfabetización. Esperemos que no gane la Clintob, pero que si lo hace, que no trate de emprender una campaña de alfabetización aquí, aunque sus planes de educación gratuita se parecen bastante en sus enunciados.
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