A las cinco me lavo, del poemario Zupia, Margarita García Alonso

Gertrude Abercrombie, The Courtship, 1949.




A las cinco me lavo

He dicho a las cinco
como si a esa hora
perdonaran pecados
o tuviese cita
con la repasadora,
el cirujano de cráneos,
o el destupidor de cáñamos.

Si dejo correr el agua,
con los ojos cerrados
podré ir al parque,
atravesar la ciudad
sin impurezas

-la fatalidad es que debo
protegerme de la nevada-

Mi poder se acaba

en breve abandono
la repetición sin fin,

pie a tierra
café con leche
cigarrillo
mutilar la fruta

frente a la colina
deposito lagañas
para pegarme
a cualquier chimenea

como si fuese
mi familia extinta.

Inútil, hace mucho
que no bajo a la esquina

pero  a las cinco 
barajeo yagas
con agua helada
y  ardor rompe-tripas.

El cielo está negro
-dicen que es hollín-

un árbol quema
la herencia del bosque.

A las cinco me lavo, del poemario Zupia, Margarita García Alonso




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