Badtrip, Margarita García Alonso
Badtrip
Quise
ahorcar el sueño
de
un muerto,
ser
el muerto
que
traduce taquicardias
convencerme
de que fue breve
la
descomposición de la pupila
posada
en el hueco de la puerta
mi
bulbo, mi tubérculo
mi
frondosa exageración
desató
nudillos
cuando
corté la rama A
los
pájaros del Monte Eerie
no
están al alcance
de
la belleza.
Estoy
en el lado B
bautizando
calles
pobladas
de perros
a
la sombra del árbol C
tallado
a la altura de
alineamientos
eléctricos
veo
a los amantes,
entran
al mar,
con
sus ojos fundan
una
casa de arena
entre
las rocas y
la
batiente ola
pájaros,
siempre
los pájaros
huyen
de la ciudad
al
Monte Eerie
sobrevuelan
raíces,
si
en el taller modelo
ríos
del paraíso
en
mi cuerpo
el
mal en la manzana
envuelta
en el fino papel
desgarrado
del exilio.
Huele
a bosque en verano,
a fuego, lejos la costa,
en
éxtasis
sobre
una alfombra
destrozo
las manos
cuando
el verdugo
con
una rosa en el sexo
desea
ser perro o navaja.
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