Poemas de A Contraluz, María Eugenia Caseiro
Florence Dussuyer
A Contraluz, de María Eugenia Caseiro, Imagine Cloud Editions
“No me platiques
ya
Déjame imaginar
que no existe el pasado”
Vicente Garrido
Cuando soy tú
Muero cuando soy tú
cuando parto y dejo lo que fui
para serme infiel a mi mejor manera.
Cuando entro al Parnaso de tu voz
desconocida no no soy
no soy mas sino tú mismo
encendido con mis reverberaciones.
Vivo en la prolongación de tus ensambles.
Me aferro al afluente de una piel
encuentro el agua
desbordo en mil razones a inventarte.
Tu sangre - existe - me destrona
y aquella mujer que me habitaba
lleva clavado en el miocardio
un arpegio con tu voz.
Brilla aún
cortada apenas por el sol
la luna de los dos.
“Te sigo esperando,
te sigo aguardando”
Manuel Palos
En esta terquedad
I
Antes de borrar el parque en que no estás pero te anhelo
he visto nuestras nubes pasar a solas…
Estamos sin embargo acumulados en esta terquedad
de no sabernos de no acordar la fecha estamos
cada uno en su trazado trabado al esternón
esperando el plumazo en el diseño
sin tiempo para transitar nuestros parajes
con niños tan distintos almizclados de temporalidad
con el recuento de otros parques distantes
con bicicletas y fuentes fraccionadas
por donde un día la flecha de otro amor que no fue el nuestro
se cansó de habitar y se deshizo
hollín volante como la suciedad
o como la ceniza
arrasada por el paso de los ciegos.
....
Florence Dussuyer
“Sin ti
no podré vivir jamás”
Pepe Guizar
Desabrigo
La angustia en muchedumbre
apagó las estrellas
y me puse a llorar el desabrigo.
Mi labio esencia sola
de la razón perdida
sorbe una luna muerta.
Presentado por Imagine Cloud Editions ©2016 "A Contraluz”, un poemario que cita letras de canciones, se destaca por el rescate de esa época dorada en que el bolero brilló con gran influencia en la música romántica. Y qué otra cosa es la poesía, sino música, o que otra cosa es la música, sino poesía. Ellos, los compositores, son inequívocamente los grandes poetas del amor. Caseiro sitúa a la mujer voz poética, inyectada del afán por capturar lo que a todas luces es el amor imposible, el anhelo de encontrar y poner piel a ese ser que habita en el sueño de sus desazones. Fatalismo a veces, esperanza otras, pero sobre toda cosa romanticismo puro. El anhelo de materializar un sueño, ese sueño afiebrado del amor, toma para sí protagonismo. Ella le habla a él, ese él entrañablemente amado y que está formado de la piel que ella le otorga, del latido que ella le infunde, de su propia sangre, cuando se traiciona a sí misma para convertirse en él. Nada de frivolidad hay en el verso que naturalmente brota con manos de música. Poemas del hoy, y del siempre, porque el amor es siempre amor y nada importa a los enamorados si les llaman cursis. Ellos no lo son. Sirva, “A Contraluz”, como una manera de honrar a todos aquellos grandes compositores que nos acompañaron alguna vez a nuestro paso por el gran sueño del amor y, ¿por qué no?, también a todos los protagonistas del amor soñado.
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