la bergere bretonne

la bergere bretonne, 1886
paul gauguin
60cm x 73cm




Mi bella colección de hojas no es mágica


De corteza de abedul es el tomo,
humedecida en agua de riachuelo
la estructura, la fibra masticada
de lo que fue verde, lujuria de frescor.

Ensarto el cementerio de hojas
con argollas de un metal añejado
como las plantas que  amarillean.

El libro cruje en mi vientre 
o es solo  ayunas.    

Sé que convulsiono si me acerco a las camelias.
Destilo hierbas, poderosos elixires
en frascos trasparentes que harán efecto
más allá de mi muerte.

He cortado el retoño por egoísmo,
por ampliar el muestrario
cuando todo es lo mismo
en lo mismo de lo mismo.

Bebo pociones ignoradas por la agilidad del intelecto
especies raras, brebajes de guerrero
pero  no sano la ceguera.

Las  plantas silvestres se vengan en el  herbolario,
junto a la receta que reduce a vegetal
mi estructura seca.

No podré sobrevivir en el bosque un invierno
-suelto a gritos: no podrán encontrarme
me he reducido tanto que  no puedo
mover las cajas del  cielo-

Apilo recuerdos en el  desquicio
junto al cedro de incienso,
el liquidámbar que exuda,
la acacia de Constantinopla,
el arce, el olmo, el castaño de Indias,
la palmera de fortuna,
el eucalipto del Retiro,
el tejo y el durillo
los almendros
y el olivo  que perdura
en esos ojos
                 que no me aman.
 

© Margarita García Alonso

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