Dali bajo la luz del rojo.

Self-Portrait in the Studio, 1919
Salvador Dali 
Autobiografía
Nací en 1902
no he vuelto nunca a mi ciudad natal
no me gustan los retornos
a los tres años en Alepo era nieto de bajá
a los diecinueve estudiante en la universidad comunista de Moscú
a los cuarenta y nueve otra vez en Moscú invitado por el Comité Central
y desde los catorce años soy poeta

hay hombres que conocen las diferentes clases de hierbas; otros, de peces;
                                                                                            yo, de separaciones
hay hombres que se saben de memoria el nombre de cada estrella;
                                                                                            yo, de nostalgias

he dormido en las cárceles y en los grandes hoteles
he conocido el hambre y también la huelga de hambre y no hay plato
                                                                                                                que no haya probado
a los treinta años quisieron ahorcarme
a los cuarenta y ocho quisieron concederme el Premio mundial de la Paz
                                                                                       y me lo concedieron
a los treinta y seis durante medio año sólo pude recorrer cuatro metros
                                                                                                  cuadrados de hormigón
a los cincuenta y nueve volé desde Praga a La Habana
                                                                       en dieciocho horas

no conocí a Lenin pero hice la guardia de honor junto a su féretro en 1924

en 1961 el mausoleo que visito son sus libros

han intentado alejarme de mi partido
                                                                             pero han fracasado
tampoco he sido aplastado por los ídolos caídos
en 1951 viajé por mar hacia la muerte con un joven camarada
en 1952 con el corazón cascado esperé la muerte durante cuatro meses

estuve locamente celoso de las mujeres a las que amé
no envidié a nadie ni siquiera a Charlot
engañé a mis mujeres
pero nunca hablé mal de mis amigos a sus espaldas

he bebido pero no soy un borracho
tuve la suerte de ganarme siempre el pan con el sudor de mi frente

si mentí fue porque sentí vergüenza ajena
por piedad
                       pero también he mentido porque sí

he montado en tren en avión y en coche
la mayoría no puede hacerlo
he ido a la ópera
                      la mayoría no puede ir y ni siquiera sabe que existe
sin embargo desde 1921 no voya muchos de los sitios
                      donde va la mayoría la mezquita la iglesia la sinagoga
                      el templo el curandero
                      pero a veces me gusta que me lean los posos de café

se me ha publicado en treinta o cuarenta lenguas
                        pero estoy prohibido en Turquía en mi propia lengua

hasta ahora no he tenido cáncer
tampoco es obligatorio
nunca seré primer ministro o algo parecido
tampoco me gustaría serlo
nunca he ido a la guerra
no he descendido a los refugios en medio de la noche
no he recorrido los caminos del exilio bajo el vuelo rasante de los avi0nes

pero me he enamorado ya cerca de los sesenta
camaradas en pocas palabras
hoy en Berlín aunque muerto de nostalgia
                                             puedo decir que he vivido como un hombre
pero los años que me quedan por vivir
                       y las cosas que puedan sucederme
                                                                     ¿quién lo sabe?

Esta autobiografía fue escrita en Berlín Oriental el 11 de setiembre de 1961
De "Últimos poemas 1959-1960-1961"
Versión de Fernando García Burillo 
(Ediciones del oriente y del mediterráneo -Madrid 2000)
Nacido en 1902, el poeta turco Nazim Hikmet representa una de las cimas de la poesía revolucionaria mundial.

A los 19 años, sufre su primer exilio, como consecuencia de la persecución a que le someten los colonizadores ingleses. Y le persiguen no sólo por sus actividades como miembro del partido nacionalista, sino también por sus poemas, impregnados ya de esa vibración y de esa emotividad que le harían mundialmente famoso. "Comprendí que el poeta ?nos dice? debe responder a todos los sentimientos del lector; yo digo: si está enamorado, que me lea; y también si se siente abandonado y quiere consolarse, si está enfermo o le habita la esperanza... Que me lea cualquiera que sea su estado de ánimo y su situación. Y, si quiere alegrarse con mis canciones, que las aprenda y las cante...".

Cuando Nazim Hikmet muere en Moscú, el 3 de junio de 1963, como consecuencia de una crisis cardíaca, lo hace como había vivido siempre: de pie. La totalidad de sus condenas sufridas ?como miembro del Partido Comunista Turco? suman 56 años, de los que pasó 16 en la cárcel y otros 15 en el exilio.

Los poemas que componen el presente libro fueron escritos entre 1955 y 1957, durante el último y definitivo exilio del poeta, y fueron publicados originariamente en Francia. Se trata de su obra más representativa, de unos poemas cargados con una humanidad que la traducción de Alfredo Varela ha sabido, pese a todas las dificultades, salvar para los lectores de habla española.
El quinto día de una huelga de hambre

Si no consigo expresar bien, hermanos,
Lo que quiero decirles,
Tendrán que disculparme:
Siento algunos mareos,
me da vueltas un poco la cabeza.
No es el alcohol.
Apenas, es un poquito de hambre.

Hermanos,
Los de Europa, los de Asia, los de América:
Yo no estoy en prisión ni en huelga de hambre.
Me he tendido en el césped, esta noche de mayo,
Y los ojos de ustedes me miran de muy cerca,
lucientes como estrellas,
En tanto que sus manos
son una sola mano estrechando la mía,
como la de mi madre,
como la de mi amada,
como la de mi vida.

Hermanos míos:
Por otra parte, ustedes nunca me abandonaron,
Ni a mí, ni a mi país,
ni tampoco a mi pueblo.
Del mismo modo que los quiero a ustedes,
ustedes quieren a los míos, lo sé.
Gracias, hermanos, gracias.

Hermanos míos:
Yo no tengo la intención de morir.
Si soy asesinado,
Sé que entre ustedes seguiré viviendo:
Yo estaré en los poemas de Aragón
(en su verso que canta la dicha del futuro),
Yo estaré en la paloma de la paz, de Picasso,
Yo estaré en las canciones de Paul Robeson
Y, sobre todo
y lo que es más hermoso:
Yo estaré en la triunfante risa del camarada,
Entre los cargadores portuarios de Marsella.
Para decirles la verdad, hermanos,
Yo soy feliz, feliz a rienda suelta.
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Me acostumbro a envejecer, es el oficio más difícil del mundo...

Me acostumbro a envejecer, es el oficio más difícil del mundo,
llamar a las puertas por última vez,
la separación para siempre.
Horas que corréis, corréis, corréis...
Trato de comprender a costa de dejar de creer.
Te iba a decir una palabra pero no pude.
En mi mundo el sabor de un pitillo por la mañana
con el estómago vacío.
La muerte antes de llegar me envió su soledad.
Envidio a los que no se dan cuenta de que envejecen,
                                                                 tan ocupados están con sus cosas.

12 de enero de 1963
***********
 Me han cerrado todas las puertas...
Me han cerrado todas las puertas
todas las cortinas
ni un pañuelo de azul
ni un puñado de estrellas.
Amor mío, ¿es que va a sorprendernos aquí la muerte
                                   sin que podamos salir de esta ciudad?
Leipzig, 3 de agosto de 1959


y una foto rescatada del muro Facebook del poeta 
El poeta turco Nazim Hikmet visitó La Habana en abril de 1962. En aquellos tiempos podía adquirirse en las librerías cubanas, en una modesta edición eargentina, su famoso libro EL DURO OFICIO DEL EXILIO, que mi generación leyó y releyó devotamente. Era natural que la poesía directa, esperanzada y emotiva de Hikmet, un luchador comunista que había sufrido cárcel en su país y estaba exiliado en la Unión Soviética, sintonizase pronto y bien con poetas que convivían en luna de miel con una revolución joven y triunfadora, a la cual deseaban servir hasta con los versos. Hikmet era un huésped oficial. Se alojaba en un hotel que había sido expropiado por la revolución al millonario cubano Alfredo Hornedo. En el comedor de ese hotel, una noche, mientras él pellizcaba un aburrido menú para cardiacos –pescado y papas hervidos sin sal–, tuvo la paciencia de concederme una larga entrevista, que ocupó dos páginas completas de HOY DOMINGO, suplemento cultural, que yo dirigía, del periódico NOTICIAS DE HOY. [Fragmento tomado de mi libro de recuerdos SÓLO UN LEVE RASGUÑO EN LA SOLAPA. AMG Editor, Logroño, España, 2002.]
[Foto: Hikmet y yo durante la entrevista que le hice.]


 

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