C. K. Aldrey- Los Chicos de la Flor
Pinturas: "Las flores del pensamiento 1 y 2" (junio 2016), de la serie “Cumbres sagradas” de C. K. A.
Acrílico sobre lienzo
Acrílico sobre lienzo
Te gustaba creer
que "la ortografía es una mandarina"
y el amarse "los unos encima de los otros"
un dogma musical y libertario
cuando la revolución de mayo
se rascaba los codos hasta sangrar
y entraba el grito de su urticaria
a través de todas las ventanas.
que "la ortografía es una mandarina"
y el amarse "los unos encima de los otros"
un dogma musical y libertario
cuando la revolución de mayo
se rascaba los codos hasta sangrar
y entraba el grito de su urticaria
a través de todas las ventanas.
Creías firmemente
que el mundo era una alfombra mágica
y tu imaginación viajaba sobre ella
"cruzando mares y montañas"
con el entusiasmo de una canción
gaseada por la policía antimotines
a la que arrojabas flores y consignas.
Creías en el poeta
de gafas montadas al aire
que soñaba como tú
en la eternidad de los árboles y las ideas
y pintabas frases con los dedos
en muros y paredes
que sólo entendían los versados
cuando la noche cerrada
te convertía en sombra.
En realidad nada nuevo sucedía
el virus de la rebeldía
se gestó por primera vez
en una caverna helada
cuando el cerebro sintió frío
y bajó del volcán la primera llama
que a veces se apagaba
y otras se encendía
y lo único posible era soplar
para mantenerla viva…
Soñabas
y soñabas…
echabas flores a las bestias
y ellas se cubrían con escudos
tenían miedo.
C. K. Aldrey
(Del poemario inédito “Los Chicos de la Flor”)
Pinturas: "Las flores del pensamiento 1 y 2" (junio 2016), de la serie “Cumbres sagradas” de C. K. A.
que el mundo era una alfombra mágica
y tu imaginación viajaba sobre ella
"cruzando mares y montañas"
con el entusiasmo de una canción
gaseada por la policía antimotines
a la que arrojabas flores y consignas.
Creías en el poeta
de gafas montadas al aire
que soñaba como tú
en la eternidad de los árboles y las ideas
y pintabas frases con los dedos
en muros y paredes
que sólo entendían los versados
cuando la noche cerrada
te convertía en sombra.
En realidad nada nuevo sucedía
el virus de la rebeldía
se gestó por primera vez
en una caverna helada
cuando el cerebro sintió frío
y bajó del volcán la primera llama
que a veces se apagaba
y otras se encendía
y lo único posible era soplar
para mantenerla viva…
Soñabas
y soñabas…
echabas flores a las bestias
y ellas se cubrían con escudos
tenían miedo.
C. K. Aldrey
(Del poemario inédito “Los Chicos de la Flor”)
Pinturas: "Las flores del pensamiento 1 y 2" (junio 2016), de la serie “Cumbres sagradas” de C. K. A.
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