MUSIL

Olivia Pendergast


Siempre se cree que cuando uno está ante la muerte goza
más profundamente de la vida, la bebe a grandes sorbos.
Eso es lo que cuentan los poetas. No es así. Simplemente
se siente uno liberado de una ligadura, como de una rodilla
anquilosada o de una mochila demasiado pesada. De esa
ligadura que supone el deseo de querer estar vivo, del ho-
rror ante la Muerte. Uno ya no se siente atado. Se es libre.
Es la sensación de ser el propio amo.
R. MUSIL

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