El poeta cubano Sergio García Zamora gana el Premio Internacional de Poesía Rubén Darío

El poeta cubano Sergio García Zamora es el ganador del Premio Internacional de Poesía Rubén Darío 2015, que está dotado con 5.000 dólares y la publicación del poemario ganador, según anunció ayer jueves 25 de febrero el licenciado Luis Morales Alonso, codirector general del Instituto Nicaragüense de Cultura, entidad que convoca el premio.
García Zamora (Esperanza, 1986) es uno de los más activos poetas de la llamada Generación 0. Graduado de filología por la Universidad Central de Las Villas, ha publicado más de diez libros en diferentes editoriales cubanas y extranjeras.
Ha ganado varios premios literarios, entre los que se destacan el Premio de Poesía Eliseo Diego, Regino Boti, Fundación de la Ciudad de Fernandina de Jagua, Emilio Ballagas, Manuel Navarro Luna, Fundación de la ciudad de Santa Clara, José Jacinto Milanés y Digdora Alonso, entre otros.
Su poemario Pabellón de caza, publicado por la editorial Sed de Belleza, mereció el premio La Puerta de Papel. Para la 25ª edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, presentará en Santa Clara el poemario Perro que aúlla, publicado por la editorial Capiro.
En Letralia se pueden apreciar sus trabajos “El Guillén que debemos apreciar”, publicado en febrero de 2013, y “Los encantadores oficios de un hombre discreto y los discretos oficios de un hombre encantador”, sobre el libro El discreto encanto de los oficios, de Arístides Vega Chapú, publicado en marzo de 2014. Además, en mayo de ese año publicamos algunos poemas de su libro Las espléndidas ciudades, que en 2012 obtuvo el Premio Eliseo Diego de Poesía.
El premio Rubén Darío 2015 le será entregado a García Zamora en julio en la ciudad de Managua.

Ojos que miran venir la ola
Ojos que miran venir la ola
hasta ensombrecer bajo la ola
porque ya es todo cuanto se les concede.
Idea que se aviene con las costas del Japón,
las costas de Fukushima —ahora mismo—,
las aciclonadas costas de La Habana.
Ola de turbación fue el Mariel
cuando la patria se despedía de la patria
y todo resultaba evidente.
Desde entonces esa agua no tiene paz.
En Matanzas
—nombre devenido premonición—
he visto, junto a estibadores, una trifulca:
palabra que no se ajusta a la pelea
entre un mulato y otro,
pero que logra disimular el cuchillo
y el horror, bajo las sílabas.
Hace poco he leído
que el Mar de la Tranquilidad
se encuentra en la Luna,
lo cual no me asombra en absoluto.

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