CONVERSACIÓN CON MI MADRE SOBRE UN SUEÑO , Juan Carlos Valls
CONVERSACIÓN CON MI MADRE SOBRE UN SUEÑO
hice maromas prohibidas mamá
sólo yo sé qué terribles aplausos me esperan
solo con este buen regalo
que es el país que estrujo entre mis manos
con esta compañía y estas conversaciones
que apenas me dan fuerza para seguir viviendo.
yo merezco otro mundo
otros viajes más largos que me de el sabor
de los vinos famosos y de los sitios por mí desconocidos
yo merezco otros jueces
para decir mejor otra justicia
otra contemplación que no sea el elogio
de las falsas muchachas que se alquilan.
no diga nada madre
usted siempre me hablaba de los atardeceres
y del grato provecho que significa alzarse
de entre los hombres dignos
pero los hombres dignos nunca pude encontrarlos
en la comodidad de los colegios
ni en sobrios automóviles
ni en la ferocidad de ciertas decisiones
contra amigos que dejaban la patria
por el deslumbramiento de cosas tan sencillas
tan inútiles
como un frasco vacío de perfume.
la dignidad es otra cosa madre
y si aprendí a llevarla
fue más bien por los momentos duros
y por otros momentos que yo me procuré
a pesar del ejemplo de mi hermano
y de mi santo padre
aunque una vez al mes viniera a visitarnos
y a dejarnos constancia de una última medalla.
no diga nada madre
usted quiso salvarnos de soñar este sueño
siempre con ese encanto que da la ingenuidad
y con esa esperanza que se inventa.
yo merezco otro mundo
otra foto de usted que no sea
en la que se besaba con papá
imitando el retrato de una revista antigua.
Juan Carlos valls
1993
sólo yo sé qué terribles aplausos me esperan
solo con este buen regalo
que es el país que estrujo entre mis manos
con esta compañía y estas conversaciones
que apenas me dan fuerza para seguir viviendo.
yo merezco otro mundo
otros viajes más largos que me de el sabor
de los vinos famosos y de los sitios por mí desconocidos
yo merezco otros jueces
para decir mejor otra justicia
otra contemplación que no sea el elogio
de las falsas muchachas que se alquilan.
no diga nada madre
usted siempre me hablaba de los atardeceres
y del grato provecho que significa alzarse
de entre los hombres dignos
pero los hombres dignos nunca pude encontrarlos
en la comodidad de los colegios
ni en sobrios automóviles
ni en la ferocidad de ciertas decisiones
contra amigos que dejaban la patria
por el deslumbramiento de cosas tan sencillas
tan inútiles
como un frasco vacío de perfume.
la dignidad es otra cosa madre
y si aprendí a llevarla
fue más bien por los momentos duros
y por otros momentos que yo me procuré
a pesar del ejemplo de mi hermano
y de mi santo padre
aunque una vez al mes viniera a visitarnos
y a dejarnos constancia de una última medalla.
no diga nada madre
usted quiso salvarnos de soñar este sueño
siempre con ese encanto que da la ingenuidad
y con esa esperanza que se inventa.
yo merezco otro mundo
otra foto de usted que no sea
en la que se besaba con papá
imitando el retrato de una revista antigua.
Juan Carlos valls
1993
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