CARTA DE LEZAMA LIMA A SEVERO SARDUY DEL 21 DE JULIO DE 1969






CARTA DE LEZAMA LIMA A SEVERO SARDUY DEL 21 DE JULIO DE 1969
Sr. Severo Sarduy
En París.
Querido amigo: Recibí sus letras en las que me convoca a la fiesta de la piña barroca de Sceaux, según su bella estampa. Pero todo viaje es para mí muy problemático, pues como no me acostumbré a viajar en mi juventud, ya en mi madurez toda traslación adquiere un ritmo histérico, de ultrapreocupaciones banales, insistencias y majaderías. Ya el saltimbanquismo me atrae muy poco, pues, en realidad, quisiera estar un año por París, y por Madrid, descansando y reponiéndome, ya que en los últimos años mi salud si no precaria ha sido inestable. Si pudiera hacer el viaje con mi esposa, creo que todo se resolvería con un ritmo andantino. Todo se me presenta como un barullo, como nubes acabalgadas, pero después el rayo de la gracia va operando, hasta que el día se configura. Usted, sin duda alguna, comprenderá mucho de mis estados de ánimo.
Volvamos a nuestros carneritos. Usted me consulta sobre la aparición de la obra en uno o dos tomos. Si los dos aparecieran en el mismo momento en las librerías, no me disgustaría, si no preferiría que fuese un solo tomo, pues si entre tomo y tomo mediara un tiempo, aunque fuese breve, la unidad de la obra se resentiría en esa espera. Todo intermedio abriría una laguna en el centro de la obra. También comprendo que las razones de la casa editorial para publicar la obra en uno o dos tomos, deben tener sólida fundamentación. Usted, con el cariño que en todo momento ha acompañado al Paradiso, y que es una de mis alegrías, sabrá encontrar la diagonal de la fuerza, la mejor solución.
Ya estoy enamoriscado del tomo conjunto de Baudelaire, que Uds. van a dar. Espero su regalía, que por sí solo hará una pascua o un bautizo. Como un prisma con frecuencia le doy vueltas a una de sus más significativas afirmaciones. «El mundo sólo se mueve por el malentendido universal, por el malentendido todo el mundo se pone de acuerdo. Porque si, por desgracia, todo el mundo se comprendiera, no podría entenderse jamás».
Qué certeza para acercarse a nuestros días, pues si no fuera por la enajenación, la vida actual no lograría alcanzar su logos. Al suprimirse la enajenación, la vida se convertiría en una llanura de nieve, de la misma manera que ya San Agustín exigía que existiesen herejes y mucho después Gracián con amarga tolerancia acepta «que este mundo se concierta de desconciertos». Por eso Baudelaire tuvo que pedir ayuda al demonio de la lucidez, especie de […] de la enajenación.
Cariños de
J. Lezama Lima
(«No descifro con exactitud la palabra que sigue a especie de, quizás sea “compendio” […]», expresa Sarduy.)
Según CVC: (Reproducida de: Severo Sarduy: «Carta de Lezama», en Voces, 2, Barcelona [s. f.], pp. 33-41.)


FUENTE:
Horacio Aige

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