Boys
James Guthrie, In the Orchard
1885
y una expo muy interesante
exhibition of the Glasgow Boys in the Drents museum (Assen, NL)
y un hermoso cuadro para terminar la combina
Eleanor Fortescue-Brickdale
El parque
Hijo mío, esto es un parque, y aquí en la sombra
está el silencio, es un amigo tuyo, aprende a conocerlo.
Ahí esta la tristeza, sola, con la luna al hombro,
y ahí la alegría, mano a mano con el amor, dándole vueltas al sol.
Y la esperanza anda por ahí despacio luciendo su preñez camino de la cena.
Hijo mío, esto no es un parque, esto es
la zona de la euromuerte, la segunda, o la tercera,
sólo la velocidad a la que se muere lo distingue de otros parques,
todo está calculado en algunos papeles de cinco puntas.
No es un parque sino un campo de tiro, en la hierba hierros retorcidos,
cristales, cuerpos calcinados,
las rocas llenas de cruces gamadas,
en un árbol loco disparándole a todo con una bomba de bicicleta
en el estanque un gato colgado con un peso en la pata,
bajo los ojos salidos otro par de ojos más malignos.
Hoy hijo mío diste tus primeros pasos
y te caíste de bruces en la grava. Recuerda
este lugar: ruptura, sangre, lágrimas,
el gesto de tu puñito
contra la lluvia que corretea al viento azotando
tu pelo demasiado largo sobre los ojos.
A este lado del corazón
A este lado del corazón aún es noche: goza de ella.
El niño viene a tus brazos, dibuja un pájaro en el aire,
el niño y tú os echáis a llorar cuando se va volando.
Pero vuelve, trae consigo otro, te acuerdas
aquel que tú dibujaste una tarde,
aquel que el tiempo alejó. Te ríes
y el niño se ríe cuando vuelan los pájaros
a este lado del corazón, y en la tarde alada
se percibe el aroma de muchos hogares.
A este lado del corazón llueve, es una noche corriente,
los pájaros se han ido, el niño duerme.
Alguien no encuentra su casa, alguien no regresa,
alguien acaba de marcharse, la puerta dio un portazo,
el corazón se abre, se cierra, lluvia y más lluvia
y sólo se oye un susurro de aleteos lejanos
cuando los pájaros de antaño llegan, se vuelven,
vuelan raudos al otro lado del corazón.
Amanece: un espacio iluminado, lleno de soledad, lleno de soledad.
Cuando el niño se despierta dibuja un pájaro en tu mano.
Matti Rossi (1934) Nació en Sortavala. Licenciado en letras, becario en los Estados Unidos y en el Instituto Shakespeare de Stratford-on-Avon; trabajó cinco años en la sección finlandesa de la BBC. Director de la revista Kulttuurivihkot (1978-1979). Uno de los poetas más destacados de la poesía de la década de los 60. Traductor de poesía latinoamericana e inglesa. Publicó en la editorial Losada una antología de poesía finlandesa traducida por él al castellano.
y un hermoso cuadro para terminar la combina
Eleanor Fortescue-Brickdale
El parque
Hijo mío, esto es un parque, y aquí en la sombra
está el silencio, es un amigo tuyo, aprende a conocerlo.
Ahí esta la tristeza, sola, con la luna al hombro,
y ahí la alegría, mano a mano con el amor, dándole vueltas al sol.
Y la esperanza anda por ahí despacio luciendo su preñez camino de la cena.
Hijo mío, esto no es un parque, esto es
la zona de la euromuerte, la segunda, o la tercera,
sólo la velocidad a la que se muere lo distingue de otros parques,
todo está calculado en algunos papeles de cinco puntas.
No es un parque sino un campo de tiro, en la hierba hierros retorcidos,
cristales, cuerpos calcinados,
las rocas llenas de cruces gamadas,
en un árbol loco disparándole a todo con una bomba de bicicleta
en el estanque un gato colgado con un peso en la pata,
bajo los ojos salidos otro par de ojos más malignos.
Hoy hijo mío diste tus primeros pasos
y te caíste de bruces en la grava. Recuerda
este lugar: ruptura, sangre, lágrimas,
el gesto de tu puñito
contra la lluvia que corretea al viento azotando
tu pelo demasiado largo sobre los ojos.
A este lado del corazón
A este lado del corazón aún es noche: goza de ella.
El niño viene a tus brazos, dibuja un pájaro en el aire,
el niño y tú os echáis a llorar cuando se va volando.
Pero vuelve, trae consigo otro, te acuerdas
aquel que tú dibujaste una tarde,
aquel que el tiempo alejó. Te ríes
y el niño se ríe cuando vuelan los pájaros
a este lado del corazón, y en la tarde alada
se percibe el aroma de muchos hogares.
A este lado del corazón llueve, es una noche corriente,
los pájaros se han ido, el niño duerme.
Alguien no encuentra su casa, alguien no regresa,
alguien acaba de marcharse, la puerta dio un portazo,
el corazón se abre, se cierra, lluvia y más lluvia
y sólo se oye un susurro de aleteos lejanos
cuando los pájaros de antaño llegan, se vuelven,
vuelan raudos al otro lado del corazón.
Amanece: un espacio iluminado, lleno de soledad, lleno de soledad.
Cuando el niño se despierta dibuja un pájaro en tu mano.
Matti Rossi (1934) Nació en Sortavala. Licenciado en letras, becario en los Estados Unidos y en el Instituto Shakespeare de Stratford-on-Avon; trabajó cinco años en la sección finlandesa de la BBC. Director de la revista Kulttuurivihkot (1978-1979). Uno de los poetas más destacados de la poesía de la década de los 60. Traductor de poesía latinoamericana e inglesa. Publicó en la editorial Losada una antología de poesía finlandesa traducida por él al castellano.
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