Anaïs Nin

 Anaïs Nin by Carl Van Vechten, 1940 

ANAÏS NIN, (1903-1977)
de “Diarios amorosos, Incesto”, 1932-1934
Mi vida ha sido un prolongado esfuerzo, una lucha hercúlea para levantarme y sobresalir en todo, para hacer de mí un gran carácter, para crear, perfeccionar y desarrollar; una desesperada y angustiosa ascensión para borrar y destruir la obsesiva desconfianza en mi propia valía. Siempre apuntando más alto, acumulando amores que compensaran el terror y la conmoción inicial de mi primera pérdida. Amores, libros, creaciones, ascensiones. Frenética. Siempre intentando logros mayores, más profundos, estableciendo ideales, imágenes, apartando a la mujer de ayer para perseguir una nueva imagen. Cuando conocí a June, la absorbí y me convertí en todo lo que admiraba. Me convertí en June. Ahora siento de nuevo el comienzo de una nueva ambición. Me olvido de gozar de todo lo que tengo, ¡tesoros increíbles! Olvido que el lunes viene Bradley; el martes, Artaud, a quien reverencio; el miércoles, Padre; el jueves, Allendy; el viernes, Henry; el sábado, Steele. ¡No hay días suficientes en la semana! Tengo una lista de espera: Millner, Gustavo, Néstor, André de Vilmorin. Y mi gozo palidece ante la imagen de la madre de Louise, que tuvo amantes incontables y es drogadicta. Despierta de inmediato mi ambición desmedida. Me pongo de nuevo en camino, persigo nuevas dificultades, escalo nuevas cimas. Inquieta mientras haya tierras que descubrir, vidas que no viven. ¡Qué locura! Es un veneno, una maldición. Quiero gozar. Quiero detenerme y gozar. La gente ha sido consciente de mi esfuerzo, de la dirección inexorable y del propósito que me guiaba. Se acabó. Debe terminarse o me matará. Siempre: ¡Quiero! ¡Quiero! Nunca: Tengo, tengo. Insaciable. Pero hoy me pongo freno, y éste será el diario de mi gozo.

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