La poesía de Juan Carlos Valls, por Aristides Vega Chapú
Aristides Vega Chapú avec Juan Carlos Valls
Cuando Sergito García, llegó hace un tiempo atrás a mi casa haciéndome saber que había leído un poemario excepcional puse atención a su comentario pues conozco bien que no es de halagar por gusto ni es persona impresionable por cualquier escritura, incluso esas que a primera vista pueden confundirnos y hacernos creer lo que después con calma y mucho tino evaluamos con mayor certeza.
No era otro que tu poemario Conversaciones con la gloria. Uno de los mejores poemarios escritos por un poeta de mi generación.
Ahora que leo estos poemas tuyos inéditos, lector tuyo de tantos años, vuelvo a conmoverme con esa manera tan ríspida que tienes de hacernos estremecer con edictos que no hay posibilidades de revocar. Cuestionadora, como ha sido siempre tu poesía, los poemas que ahora he leído tienen desde la emoción ese saber que solo se adquiere con la vida intensa y con ese meditar muy propio de los que viven y por tanto piensan desde la poesía y para la poesía y por ello son capaces de alcanzar una máxima o verdadera lucidez.
Muchos poemas me obligaron a una segunda lectura. El poema que justicieramente abre este libro; Capítulo del solo, Página Blanca, Ahora mismo, obviamente el poema dedicado a Heriberto, Una dulzura implícita, Boca del cielo…Muchos poemas que sostienen un limpio y sereno tono lírico que con apasionamiento y privilegiados en su falta de adornos estériles, con precisión y con firmeza logran un trazo definitivo y mordaz de cuanto asunto puntualmente te interesa tocar. La cotidianidad (expuesta como gran suceso) tus rutinas (mostrada como batallas) tus amigos (nombrados desde ese cuestionador aprecio de quien estima desde lo condicional)
Mejor domingo no hubiera podido pasar. He leído Poemas-Perros y te valido como una voz imprescindible de nuestra lírica, o lo que me parece aún mejor, un poeta que aún tiene cosas importantes que preguntarse y decir. Gracias Juan Carlos Valls.
Cuando Sergito García, llegó hace un tiempo atrás a mi casa haciéndome saber que había leído un poemario excepcional puse atención a su comentario pues conozco bien que no es de halagar por gusto ni es persona impresionable por cualquier escritura, incluso esas que a primera vista pueden confundirnos y hacernos creer lo que después con calma y mucho tino evaluamos con mayor certeza.
No era otro que tu poemario Conversaciones con la gloria. Uno de los mejores poemarios escritos por un poeta de mi generación.
Ahora que leo estos poemas tuyos inéditos, lector tuyo de tantos años, vuelvo a conmoverme con esa manera tan ríspida que tienes de hacernos estremecer con edictos que no hay posibilidades de revocar. Cuestionadora, como ha sido siempre tu poesía, los poemas que ahora he leído tienen desde la emoción ese saber que solo se adquiere con la vida intensa y con ese meditar muy propio de los que viven y por tanto piensan desde la poesía y para la poesía y por ello son capaces de alcanzar una máxima o verdadera lucidez.
Muchos poemas me obligaron a una segunda lectura. El poema que justicieramente abre este libro; Capítulo del solo, Página Blanca, Ahora mismo, obviamente el poema dedicado a Heriberto, Una dulzura implícita, Boca del cielo…Muchos poemas que sostienen un limpio y sereno tono lírico que con apasionamiento y privilegiados en su falta de adornos estériles, con precisión y con firmeza logran un trazo definitivo y mordaz de cuanto asunto puntualmente te interesa tocar. La cotidianidad (expuesta como gran suceso) tus rutinas (mostrada como batallas) tus amigos (nombrados desde ese cuestionador aprecio de quien estima desde lo condicional)
Mejor domingo no hubiera podido pasar. He leído Poemas-Perros y te valido como una voz imprescindible de nuestra lírica, o lo que me parece aún mejor, un poeta que aún tiene cosas importantes que preguntarse y decir. Gracias Juan Carlos Valls.
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