Poema de enero, Margarita García Alonso en La costurera de Malasaña
Tiziano Vecellio (Titian)
Catherine of Austria, Queen of Poland and Grand Duchess of Lithuania
He de tomar consejo de todos, la fibra rota, el paño ligero para
confeccionar el lienzo que me arropará la eternidad. La costurera de
Malasaña, Margarita García Alonso.
© 2012 Editions Hoy no he visto el paraíso.
© Margarita García Alonso.
Poema de enero.
Un día, algún monje diligente/ encontrará mi obra esforzada y anónima/.
Boris Godunov, de Pushkin.
Sobre una hoja estampada con el
horrible logo
de una fábrica cercana a casa,
escribo a todas luces sobre el fin de
una época.
El viento transforma la arena
en rosetones aislados
del bosque salen fieras que
desmiembran
sin hambre, por placer,
no sé,
nunca he sabido, no he podido
averiguar
qué pieza abriga la ternura del
Hombre,
pero ahí van, envenenan, rasgan,
mutilan y prosiguen a la noche que se
avecina.
Creo que habrá guerra, un impulso
genético
me avisa: « fue el último muerto»
de un tiempo donde el Hombre se
perdió
en un
torrente de rostros anónimos
en oscuras informaciones manipuladas.
- hemos perdido la capacidad de
sobrevivir,
hasta el héroe se mancha de vulgaridad-
Los poetas, antes desvelados
a la menor quebradura se alistan
para leer vacuidades en parqueos
que caben en la pantalla de un
ordenador.
Soy testigo del desmantelamiento de
mi ojo,
las fibrillas de neurotransmisión
fundidas
sin espaviento escupen basureros:
entre alaridos la plebe sacude confetis,
sale en fotos multi-pixeles-macro-colores
retocado el grano, la pústula en la
nariz
se adentraba donde el común viajero
hace su “paripé” de viaje terrestre.
Como si viviese en el faro del
planeta,
ayer supe el fin
y diligente arranqué un extenso texto
como si fuese hojilla de helecho
estival,
como si me subiese al carromato
que rozaría el magnífico día
que pregonan incautos por allá
afuera.
-Quedan pocos recuerdos
de la isla donde nací,
pocos cercanos-
Pensé que no tendría dudas, ni deudas
pero envejecí entre desconocidos
no curé a mi hija, no terminé un libro
que atore al buitre al editor al
amigo
y ni siquiera voy al
espejo
pues toda huida es
quedarme entre ellos.
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