None, Margarita García Alonso, en La costurera de Malasaña
Frank Weston Benson
My Daughter
1912
My Daughter
1912
None
Margarita García Alonso
None: una
ciudad de Italia. I
Una ciudad de Italia, de apenas siete
mil novecientos
y algunos habitantes llamados
Nonesis,
bajo el patronado de San Lorenzo,
y el código de correo 10060,
me advierte que para llamar
debo preceder los números de 011
y que nunca suenan los teléfonos
aunque repiquen las campanas en
Piémont
en todo Turín o se extravié mi
sombra,
que me ha avanzado el viaje por
Orbassano,
Volvera, Candiolo, Piobesi Torinese,
Airasca, Castagnole Piemonte, Scalenghe,
lugares nombrados por cabalistas
de dudosa reputación
que han transformado el espacio
de mi cuerpo
en la jerigonza alucinada del tren
que pasó.
None: un
pueblo de Senegal.II
Perdido en
las cercanías de Dakar,
el megalito
de Senégambie
resguarda
las almas en pena
antes de
esparcirlas en forma de conchas
en la isla
de Fadiouth.
Not one, not any _ ninguno
No one _nadie con voz áspera,
posiblemente
rudeza pura,
entrechoca
de alaridos los acantilados
que
escriben fantásticas deformidades
mezcla de
sibilinos cantos de corifeos
y aullidos del diablo.
La única
manera de saber
a quién
pertenece el canto
son las
pastillas de adormidera
que
encuentro en la prensa, a diario.
None íntimo. III
Not one, not any _ ninguno
No one
_nadie sabe cómo zurcir
el ojal por
donde la natura
liberó a la
madre.
Hueco donde
teje, entreteje,
la justa
medida el cuerpo
-de cartón
el patrón-
patrón de
costurera que cincela el traje
repara la
respiración que sana
aquella llamada cursi
amor amor
sin Roma,
sin camino o trillo
por donde
pasear la duda,
el derecho
al verde
regalado a
cinco potencias
de fibra
estriada.
Desfilachada
cabellera
desvelada,
insomne en batallas
de creencia
insolvencia.
Poco estima
la armada
a la víctima deshecha
el fino
paño manchado
el lienzo
casi tan blanco
como la
infancia,
a ganchillo
la condena:
no regresar
si sois débiles.
La Tierra
ha dejado de ser
el astro
que besa celajes,
o nombra
estrellas,
en
tormento gira: pesadilla el limbo,
y tú sobreviviente de antiguas contiendas,
impotente
ante el amanecer
repites el
amor blasfema
ese pecho:
None, none,
cero a los
cabalistas.
En la
oscuridad de latitudes ajenas,
en la ínfima plaza de escasa luz
el eco
repite None, none,
y hasta el
cuervo pide perdón.
Ninguno,
nadie sabe lo que escuchará.
Pero al
final sé que haréis todo lo contrario
y os
espero, tijera a la mano.
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