Edward Cucuel (1879-1954) -Noticias de Normandía. Inédito del Cuaderno Zupia, Margarita García Alonso.



Noticias de Normandía. Inédito del Cuaderno Zupia,
Margarita García Alonso.

 I- El vino corre
entre los hombres
que retiran las entrañas
a los peces.

Las vísceras sobre la mesa
atraen a los gavilanes
que planean el puerto.

Carroñeros de mar,
las alas extendidas
gotean la triste lluvia
como si fuese
vino blanco,

de un blanco dorado.

Los hombres tienen cita
en la  prodigiosa pocilga
donde el hambre
ha elegido hábitat.

II- Brutos sobre el trigo
al galope  en amarilla ciudad
colindante con la gracia.

La espuma asciende
de  los ovarios a la boca
se pega al marco de la puerta
tasajea con hacha
el bajo vientre.

Con  un golpe en el cuello
derriban al potro,
de su cuerpo fluye miel

pero  será filete,
una  ofensa inútil
sobre la mesa.


III En este puerto
de pescadores tristes
el mar  es un charco
milimetrado por  radares

        huele a sardina
cuando el  barco amara,

        abro  la boca
     entre las moscas,

deshago la lombriz en dos
   y me  amortajo 
en el filo del cuchillo.


IV-  El viñedo herido
en parcelas simétricas
exhuma zumo
de rocío y brumas

blanquísimo
cual cabellera de anciano
que recobra la pureza,
el gusanillo amenaza
al  himen deformado
que  impone  madurez
a la uva negra.

En la estrechez,
la uva vengativa
embriaga al troquel.

El águila de mar
olfatea desperdicios:

nadie es de aquí,
donde  patean la frutilla

y el nativo desespera,
repta hasta el pez
en el vaivén  sube,
baja la marea,
santifica  la botella.


V- Muerdo un bocadillo grasiento
quinto o sexto en retahíla,

desde la taberna contemplo
a  hombres y mujeres
que solicitan papeles
con las mandíbulas apretadas

envueltos en la sal que molesta
la educación del estadista.

      Son ilegales
en la bodega agua,
agua que anega al barco y
niega los pulmones.

Los pájaros sobre el pescado
el hígado de un marrón sanguinolento
     suda la triste resina
    de lo que fue océano

océano sobre la creencia
de que el futuro es milagroso
y el pasado  una grotesca  gesta.

              Bebo,
he bebido sangre de pescado
sin poder inyectarme
una dosis de amor

si me aprietan el dedo
dentelleo el ojo del pez

me han arrebatado
la última pepita

me hacía ilusión
sentirla entre los dientes.


VI-  No he tocado
el filete del potro
y  canto a capela

puede que llueva,

por la suela
del zapato roto
entra fango
que no es
de mi tierra

y se seca
en el tobillo
me aprisiona

bebo en la jarra

el  brebaje de aquel tiempo
en que me caparon las orejas
y martillearon la lengua.

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