Cómo escribir poesía, Por Leonard Cohen
Por ejemplo la palabra mariposa. Para
usar esta palabra no hace falta aligerar la voz, ni dotarla de pequeñas
alas empolvadas, ni inventar un día soleado o un campo de narcisos, ni
estar enamorado, ni estar enamorado de las mariposas. La palabra
mariposa no es una mariposa de verdad. Está la palabra y está la
mariposa. La gente tendrá todo el derecho a reírse de ti si confundes
estos dos conceptos. No le des tanta importancia a la palabra. ¿Qué
quieres transmitir, que amas a las mariposas con más perfección que
nadie o que entiendes realmente su naturaleza? La palabra mariposa no es
más que un dato. No te da pie a revolotear, elevarte, proteger las
flores, simbolizar la belleza y la fragilidad o interpretar de alguna
forma a una mariposa. No representes las palabras. No representes nunca
las palabras. No intentes nunca despegar del suelo cuando hables de
volar, ni gires la cabeza y cierres los ojos cuando hables de la muerte.
No me mires con ojos ardientes cuando hables del amor. Si quieres
impresionarme al hablar del amor, métete la mano en el bolsillo o debajo
del vestido y acaríciate. Si tu ambición y tu hambre de aplausos te han
llevado a hablar del amor, debes aprender a hacerlo sin desacreditarte a
ti mismo ni lo que dices.
¿Qué expresión podría definir a nuestra
época? Nuestra época no tolera expresión alguna. Todos hemos visto
fotografías de madres asiáticas desoladas, así que no nos interesa la
agonía de tus órganos achacosos. Nada de lo que puedas expresar con tu
cara tiene parangón con el horror de nuestro tiempo. No lo intentes
siquiera. Sólo merecerías el desprecio de los que han sido tocados en lo
más hondo. Todos hemos visto telediarios con seres humanos embargados
por el dolor y la desazón. Todos sabemos que comes como Dios manda y que
hasta te pagan para que te subas a un escenario. Estás tocando para
gente que ha vivido catástrofes, así que tranquilízate. Di las palabras,
transmite los datos y hazte a un lado. Todos sabemos que sufres. No
puedes contarle al público todo lo que sabes del amor en cada verso de
amor que digas. Hazte a un lado: la gente sabrá lo que tú sabes porque
ya lo sabía. No tienes nada que enseñarles. No eres más hermoso que
ellos. Ni más sabio. No les grites. No fuerces una entrada en seco. Eso
es sexo mal practicado. Si muestras el contorno de tus genitales,
entrega lo que prometes. Y recuerda que, en el fondo, la gente no quiere
acróbatas en la cama.
¿Qué necesitamos? Estar cerca del hombre
natural, estar cerca de la mujer natural. No quieras ser un cantante
venerado por un público numeroso y leal que desde siempre ha seguido los
altibajos de tu carrera. Las bombas, lanzallamas y demás mierdas han
destruido algo más que árboles y poblados. También han destruido los
escenarios. ¿Acaso creías que tu profesión iba a escapar de la
destrucción general? Ya no hay escenarios. Ya no hay candilejas. Estás
entre la gente, por tanto sé modesto. Di las palabras, transmite los
datos y hazte a un lado. Quédate solo. Quédate en tu habitación. No
montes un número.
Se trata de un paisaje interior. Está
dentro y es privado. Respeta la intimidad de tus textos pues fueron
escritos en silencio. La valentía de la interpretación es decirlos, la
disciplina de la interpretación es no violarlos. Deja que el público
sienta tu amor por la intimidad aunque ésta no exista. Sé una buena
puta. El poema no es un eslogan. No puede promocionarte. No puede
fomentar tu reputación de sensible. No eres un semental. No eres un
ladrón de corazones. Tanto gánster del amor y tanta tontería. Eres un
estudiante de disciplina. No representes las palabras. Las palabras
mueren cuando las representas, se marchitan, y no nos queda más que tu
ambición.
Di las palabras con la precisión exacta
con que comprobarías la ropa de tu colada. No te conmuevas con una blusa
de encaje. Unas braguitas no tienen por qué ponértela dura. No tiembles
al ver una toalla. Las sábanas no han de dibujar una expresión de
ensueño alrededor de tus ojos. No hace falta que llores en el pañuelo.
Los calcetines no están ahí para evocarte extraños y lejanos viajes. No
es más que tu colada. No es más que tu ropa. No seas un mirón
escudriñando a través de ella. Limítate a llevarla puesta.
El poema es mera información. Es la
Constitución de la patria interna. Si lo declamas y lo hinchas con
nobles intenciones, no eres mejor que esos políticos que tanto
desprecias. No haces más que agitar una bandera y llamar patéticamente a
la patriotería emocional. Piensa en las palabras como ciencia, no como
arte. Son un informe. Es como si dieras una conferencia en la Federación
de Montañismo. Las personas que te escuchan conocen todos los riesgos
de la escalada, y te honran dando por sentado que lo sabes. Si se los
pasas por la cara, estás insultando la hospitalidad que te ofrecen.
Infórmales de la altitud de la montaña, describe el equipo que
utilizaste, especifica el tipo de superficie y fija el tiempo que duró
la escalada. No busques dejar al público boquiabierto. Si el público se
queda boquiabierto, no será debido a tu apreciación de los hechos, sino a
la suya. Tu mérito estará en la estadística y no en las inflexiones de
tu voz ni en los ademanes enérgicos de tus manos. Estará en los datos y
en la tranquila organización de tu presencia.
Evita las florituras. No temas ser
débil. No te avergüences de estar cansado. Tienes buen aspecto cuando
estás cansado. Parece como si pudieras seguir y seguir sin parar.
Y ahora ven a mis brazos. Eres la imagen de mi belleza.
Tomado de Casa de letras.
MI INTERPRETACION PERSONAL DE COMO ESCRIBIR POESIA...
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