tea party
Mary Elisabeth Braddon, Lady Audley’s Secret
The Tea Room – Mabel Frances Layng
Serviermädchen – Emil Brack
Como sujetar la taza
Como no podía ser de otro modo, el modo en el que cada invitada sujetara la taza podía indicar al resto de las asistentes cuál era su educación y su clase social.
Como no podía ser de otro modo, el modo en el que cada invitada sujetara la taza podía indicar al resto de las asistentes cuál era su educación y su clase social.
El modo correcto de sujetar una taza de
té sería deslizando el índice por el asa de la taza hasta la primera
falange, llevando el pulgar hasta la parte superior de la taza, mientras
se sujeta el fondo con el dedo corazón – ver cuadro.
La taza no se elevará a la altura de la
nariz para beber sino que se levantará hacia la boca perpendicularmente y
se acercará a los labios de modo delicado.
Mientras se está bebiendo, la mirada de la invitada se dirigirá a su propia taza.
Nunca se beberá ni se probará el té con la cuchara.
Mientras se está bebiendo, la mirada de la invitada se dirigirá a su propia taza.
Nunca se beberá ni se probará el té con la cuchara.
Si una invitada estaba situada alejada de la mesa, se retirará el plato de la mesa sujetándolo con la otra mano.
Después de revolver azúcar del té, la cuchara debe colocarse en el plato. Nunca se debe beber con la cuchara dentro de la taza.
Después de revolver azúcar del té, la cuchara debe colocarse en el plato. Nunca se debe beber con la cuchara dentro de la taza.
Mientras se conversa, las tazas deben
quedar sobre la mesa. Si se desea más té, se colocará la cuchara en el
platillo, pero si la cantidad es suficiente y no se desea ser servida de
nuevo, la cucharilla debe mantenerse dentro de la taza hasta el momento
de beber.
Evidentemente se evitará sorber el té o revolver el azúcar de manera ruidosa.
Evidentemente se evitará sorber el té o revolver el azúcar de manera ruidosa.
Una invitación para tomar el té, si no
era un encuentro entre amigas íntimas o familia, era un acto claramente
social, por lo que la buena educación dictaba que no durara más de
aproximadamente 45 minutos, tiempo suficiente para una breve y agradable
conversación.
Como dictaba la cortesía victoriana, las
invitadas enviarían una breve nota a la anfitriona a lo largo de la
semana siguiente, agradeciéndole la invitación y destacando algún
aspecto de la reunión.
Commentaires