Palabras del que no está: De editores, dioses y delirios: Ocurrió a finales de los sesenta. Cerca de Jiguaní, en Cuba, se construyó un curioso complejo para dirigir la zafra azucarera en la pro...
Tiene
usted mucha razón, es dificil encontrar las mosquitas en sus propios
textos, es una profesión, es un asunto grave y feo, Pequeño, pero cuando
no cuentas con editor, corrector, prologador, ni areas de colaboración,
como es mi caso, me da un consuelo enorme publicarme mis libros contra
el consenso general de que "no valen nada y no hay que mencionarme ni
mencionarlos", en definitiva, creo que un acento perdido y otros males
del maquillaje, pueden arreglarse por un loco del futuro que crea y le
cuente algo, al menos, no tendra que leer tanta machaca comun y bien
revisada y elogiada en la literatura cubana. Un abrazo.
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