Homero, hoy - Junto a fotos de yeguas y caballos de la Ilíada CUBANA
Nunca les importó nada, salvo destruir la oposición y hacerse de un nombre, pagados, aceptados, promocionados, programados en enjuegos políticos entre Cuba y Estados Unidos, ayer celebraron por lo alto en La Habana, estos cinco o seis años de intensa labor recorriendo el mundo como turistas disidentes.
El cubano? , pues bien, a "eso" son indiferentes mientras les mantengan la cuenta plena, las "excepcionalidades" como mayimbes de la dictadura, caballos y yeguas del descaro cubano.
Contentos, embriagados de haber ganado muchos años para los Castro y de sobresalir para un puesto en cualquier puticlub que venga.
Lo que no han remarcado es que : "No hay nada tan destructivo, tan letal, como la confianza ciega en su propio triunfo, la creencia absoluta en la victoria. Esa es una de las muchas historias universales que contiene la Ilíada".
La embajada?Pues muy bien que exista en el Malecón de la Habana, la diplomacia podrá trabajar y tendrá al pueblo de cerca, sin todos estos intermediarios de pacotilla, podridos de ambición y poder , el Hombre nuevo que llegó a viejo en pudrición.
Yeguas y caballos que pusieron precio a su participación: viajes, premios, títulos, categoría de star en medio del caos , encargados de pisotear e ignorar el potrero.
En fotos de felicidad desmedida y quieren que les siga y respete el pueblo? Qué celebran? Los han puesto como estrellas en la bandera americana? O les otorgan el machete o la medalla de no sé quién usado por la Habana? Vamos, postalitas, no merecen un segundo más en la escena, que sea el fin de su trabajo de zapa, y se sientan pagados por ello.
Los del exilio que destruyeron los blogs, isolaron las acciones por la Libertad, se convirtieron en órganos de difusión de tramas entre el Gobierno de Estados Unidos y la dictadura, los intelectuales del exilio grandes admiradores de la SANCHEZ y sus ridículas crónicas, la imposición, la ceguera de nuevos facistas? Esos que veían videos falsos, acusaciones, maquillajes, guaperías, mentiritas y me censuraban, me censuran? Muy bien, siguen cacareando en las redes sociales, dirigiendo revistas del exilio, fungiendo como cancerberos, olisqueando la tajada para prenderse a lo que viene y es dudoso, quizás como peones hasta los dejen fuera. Esta ha sido la peor escenografia libertaria de la Historia de la Humanidad.
Invitar a la disidencia a la apertura de la Embajada en La Habana? No era posible por el protócolo, no hay que sentirse malito ni hacer perretas de ego. Los disidentes deberían sentirse pueblo y simplemente convocar, asistir en masa, a las diez de la mañana, a ese lugar. Frente, junto, con el cubano, no arriba de nadie.
Cuba podía llevar a la inauguración de su Embajada en USA a quienes considerara representativos de su sistema; pero Estados Unidos no puede imponer extranjeros en la lista de invitados. Y los cubanos no somos norteamericanos, aunque importantes personalidades del arte podían asistir, en este caso llevaron al poeta cubano de Obama, famoso a jamás porque escribe ODAS desde que lo llaman, el Homero cubano en varios capítulos para uso polítiquero, en fin, pobre Ilíada, feliz por el altar poético que le han levantado en este carnaval de traficantes.
Que nuestros muertos descansen en paz, que los heridos por el exilio se consuelen, ninguna mentira dura mucho tiempo. Cuba merece mejoras y todo está fiesta ha aclarado las razones de muchos; ese pueblo no es tonto.
Margarita García Alonso
15 de agosto del 2015
Le Havre, Francia
a modo de corrido...
... mi
escena favorita es el momento de la embajada en el canto noveno, cuando
los griegos visitan a Aquiles para rogarle que regrese a la batalla y
le ofrecen presentes muy valiosos. Les deja de piedra cuando les dice
que su vida es mucho más valiosa que cualquier regalo. Ese es el mensaje
central de la Ilíada y es especialmente significativo que sea un gran
guerrero el que lo transmite...
y he sobrevivido,
cerré Chiquita mala
-para ser correcta:
me atacaron tanto,
por todos los costados,
me censuran en
DIARIO DE CUBA
OTRO LUNES
CUBAENCUENTRO
PENULTIMOS DIAS
ME PUSIERON UNA CRUZ
Y NI SIQUIERA ESCUPIAS
el aparataje en mi contra
fue mil veces superior
a la honestidad
y para algo
tengo cerebrito,
-fue solo esperar-
a mí no me paga
ni me destruye nadie
Anuncié todo esto
DESDE EL 2009
y
tenía razon
SOBRE ESAS YEGUAS
Y CABALLOS
que les den por el CULO!
Gracias Niurkis Palomino por recordarme.
HOY EN EL PAIS
La vigencia de Homero, por Guillermo Altares
El dios Zeus ideó una estrategia para ayudar a
los troyanos: enviar un falso sueño de victoria al caudillo griego
Agamenón, que además acababa de tener un enfrentamiento con el héroe
Aquiles. “Pensó que aquel mismo día iba a apoderarse de la ciudad de
Príamo, / nada sabía el muy necio todo lo que Zeus tenía previsto hacer”, escribe Homero.
No hay nada tan destructivo, tan letal, como la confianza ciega en su
propio triunfo, la creencia absoluta en la victoria. Esa es una de las
muchas historias universales que contiene la Ilíada. Nunca
sabremos con seguridad cuándo y cómo se compuso —los expertos prefieren
el verbo “componer” a “escribir” porque no está claro el papel que tuvo
la escritura en su creación—. Sobre su autor, Homero, que la tradición
describe como un bardo ciego, existen más dudas que certezas. Sin
embargo, allí siguen sus relatos, anclados más que nunca en la memoria
viva de nuestra cultura.
Como escribió Gore Vidal en sus memorias:
“Al igual que las diferentes capas de Troya, donde en algún profundo
lugar están todas esas ciudades amontonadas sobre otras ciudades, uno
espera encontrarse con Aquiles y su amado Patroclo y con toda esa fuerza
con la que dio comienzo nuestro mundo”.
Ahora que Grecia lleva años enfrentándose a
sueños de victoria, Homero está presente en las librerías españolas con
una oleada de novedades. En los últimos tiempos se han publicado tres
libros sobre su obra —El mundo de Homero (Crítica), de John Freely; El eterno viaje. Cómo vivir con Homero (Ariel), de Adam Nicolson, y La guerra que mató a Aquiles. La verdadera historia de la ‘Ilíada’ (Acantilado), de Caroline Alexander—, además de una historia del mundo en el que surgieron esos relatos, la Grecia clásica, Héroes que miran a los ojos de los dioses (Edaf), del helenista Óscar Martínez García, autor de la última traducción al castellano de la Ilíada (Alianza Editorial, 2010). “Como en todos los libros que llamamos clásicos, en la Ilíada y la Odisea
encontramos, nosotros los lectores, el reflejo de nuestra propia
experiencia. En estas obras no sólo leemos de forma literal las
historias que están contadas: leemos también el texto transformado en
metáforas de historias que nos son propias, en símbolos de nuestros
temores y deseos”, explica Alberto Manguel, que publicó hace algunos años El legado de Homero (Debate).
Preguntado sobre la recalcitrante actualidad
de Homero, Adam Nicolson responde desde su domicilio en Inglaterra:
“Tal vez la coincidencia de tantas obras se deba a que estamos viviendo
un periodo violento y difícil de nuestra propia historia”. Este autor de
grandes libros de viajes y aventuras, cuyo ensayo es a la vez un recorrido vital y literario por Homero, prosigue: “La Ilíada
nos cuenta lo que le ocurre a la gente cuando se enfrenta a una
realidad brutal. En un mundo caótico, muy inseguro, Homero nos
proporciona unos fundamentos muy profundos, es una fuente de
conocimiento. Para mí, la gran virtud de su visión es que nos señala que
este es el mundo real, el lugar en el que todo ocurre, a diferencia de
la tradición cristiana donde la fuerza de la vida parece estar en otro
lado. Lo que viene a decirnos Homero es que no se puede dejar la
felicidad para más tarde y eso es muy formativo si entra en nuestra
mente”.
Homero, hoy
El mundo de Homero. John Freely. Traducción de Teófilo de Lozoya y Joan Rabasseda. Crítica. Barcelona, 2015. 376 páginas. 22,90 euros.
El eterno viaje. Cómo vivir con Homero. Adam Nicolson. Traducción de Gemma Deza Guil. Ariel. Barcelona, 2015. 432 páginas. 19,90 euros.
La guerra que mató a Aquiles. La verdadera historia de la ‘Ilíada’. Caroline Alexander. Traducción de José Manuel Álvarez-Flórez. Acantilado. Barcelona, 2015. 352 páginas. 27 euros.
Héroes que miran a los ojos de los dioses. Óscar Martínez García. Edaf. Madrid, 2015. 327 páginas. 25 euros.
La fuerza de la Ilíada es tan
grande que alguno de los pasajes más famosos de aquella epopeya, como el
talón de Aquiles o el Caballo de Troya, ni siquiera aparecen en sus
páginas; sino que pertenecen a otras versiones y relatos de aquel conflicto, como la Eneida, de Virgilio, la relectura romana del mito.
En sus 15.693 versos, este poema épico relata un episodio de apenas dos
semanas del largo asedio de Troya, que enfrenta a diferentes caudillos
guerreros griegos con los troyanos. Transcurre en el noveno año de un
conflicto que se prolongará uno más, y que es relatado en decenas de
poemas e historias que circulaban de padres a hijos.
Homero no oculta que los soldados griegos
están deseando volver a casa. Un regreso que, como demuestran las
desventuras de Ulises en la Odisea, no será nada fácil. Con los
dioses interviniendo constantemente a favor de uno y otro bando, el
centro de la narración se encuentra en el enfrentamiento entre dos
héroes, el griego Aquiles y el troyano Héctor, después de que este
último haya abatido en combate a Patroclo, el gran amigo del griego. La
narración acaba con uno de los momentos más emotivos de la literatura
universal, cuando Príamo, el padre de Héctor, viaja hasta el campamento
griego para convencer a Aquiles de que le entregue el cadáver de su
hijo.
“Una de las cosas más emocionantes de Homero
es que es capaz de captar un sentimiento nuevo de la humanidad que
estaba surgiendo en ese momento: la compasión por el derrotado”, asegura
Óscar Martínez. “Nunca trata a los troyanos como enemigos, sino como seres humanos. Eso ocurre en el encuentro entre Aquiles y Príamo. En la Odisea
se captura la palabra nostalgia por primera vez, cuando Ulises en la
isla de Calipso dice que siente el dolor del regreso. Cómo no va a
hablar de nostalgia un poema que nos describe la historia de un pueblo
que se había tenido que desperdigar por todo el Mediterráneo”.
Freely, experto en el Imperio Otomano y
autor de libros de viajes, que enseña en la Universidad Bogazici de
Estambul, trata de buscar en su libro lo que hay detrás de la Ilíada y la Odisea,
lo que la arqueología y la historia pueden aportar a nuestro
conocimiento de Homero, pero también la obsesión de muchos estudiosos
por encontrar restos que nos lleven hasta ese mundo de héroes y dioses.
Homero canta desde el siglo VIII antes de Cristo a unos acontecimientos
que transcurrieron en el siglo XIII aunque, como explica Óscar Martínez,
“su musa es la de la épica, no de la historia”. Sin embargo, sí refleja
un momento crucial del mundo griego: su renacimiento después de la Edad
Oscura cuando, por motivos que se desconocen, la civilización micénica
se hundió en apenas unas décadas y la cultura helénica desapareció
durante cuatro siglos hasta que resurgió para convertirse en el
principio de todo nuestro mundo. En cierta medida, Homero simboliza la
victoria de la poesía y la literatura sobre el desastre y la decadencia.
Caroline Alexander: “Homero describe la guerra de forma sincera y precisa”
PREGUNTA. En su libro asegura que Homero es nuestro contemporáneo porque trata asuntos tan cercanos como la rebelión ante un dirigente incompetente o la crueldad de la guerra. ¿Por eso seguimos leyéndolo?
RESPUESTA. Creo que la razón por la que leemos la Ilíada generación tras generación, y el motivo por el que esta historia está tan viva para nosotros tantos siglos después, es porque describe la guerra de una forma sincera y precisa. No es una evocación sentimental o poética de la guerra, sino una caracterización de la guerra tomada de la historia y la experiencia. Los hechos básicos de una guerra, sin importar el tiempo y el lugar, no han cambiado; por eso nos importan todavía los personajes de Homero, sus palabras, sus destinos y sus historias. Homero es un gran poeta no porque utilice un lenguaje poético, sino porque describe de forma certera y auténtica la experiencia de la guerra. Y nos reconocemos en ella.
P. Homero nos muestra que no hay nada peor para un ejército que un sueño de victoria, que creerse invencible. ¿Sigue siendo así?
R. En el canto segundo de la Ilíada, Zeus baraja todas las posibilidades para destruir al ejército griego. Podría enviar una plaga, golpearle con rayos, pero la mejor forma es enviar a su comandante en jefe un sueño ilusorio de victoria. Creo que es imposible leer esa escena sin pensar en el presidente estadounidense George W. Bush y su sueño de victoria de invadir Irak. Creo que las ilusiones de los dirigentes en tiempos de conflicto representan un hecho indeleble de las guerras.
P. Usted escribe que Homero se empeña en mostrar que no hay nada glorioso en las muertes en las guerras y que trata de identificar a cada víctima del combate. ¿Es la Ilíada un libro contra la guerra?
R. Creo que la Ilíada nos muestra que un guerrero puede alcanzar la gloria falleciendo en un conflicto, pero también deja muy claro que la gloria no compensa la pérdida de una vida. Homero refleja la muerte de cada uno de los participantes en la batalla como algo terrible, triste, trágico. De tal forma que guerreros desconocidos, cuyos nombres sabemos pero no mucho más, los héroes que ganan y los héroes que pierden, todos sufren a causa de la guerra. Como civiles, una de las escenas más famosas y más bellas de la Ilíada es cuando Héctor se despide de Andrómaca y de su hijo pequeño. Es cuando Homero nos muestra que la guerra afecta a cada vida que toca. No creo que podamos decir que la Ilíada sea pro o antiguerra, creo que la épica es mucho más sutil: Homero considera que la guerra forma parte de la vida humana de la misma forma que la muerte. Nunca desaparecerá y eso es lo que esta triste historia nos muestra.
P. ¿Sabemos algo con seguridad sobre el autor y la historia de la composición de la Ilíada y la Odisea?
R. No podemos dar nada por seguro. Tenemos buenas razones, basándonos en la lingüística, para estimar que fue un poeta que trabajó en torno al 700/730 [antes de Cristo] en una región que es hoy el oeste de Turquía. El hecho de que un poeta ciego cante la guerra de Troya en la Odisea ha llevado a muchos a pensar, desde la Antigüedad, que puede tratarse de algún tipo de autorretrato.
P. ¿Cuál es su personaje favorito de Homero? ¿Y su escena favorita?
R. Me resultar muy difícil señalar un personaje favorito. Me gusta mucho la caracterización de Sarpedón, que no es un personaje principal como Aquiles o Héctor, pero está magníficamente retratado. Dependiendo del momento, elegiría a cualquier personaje ¡menos a Agamenón! En cambio, mi escena favorita es el momento de la embajada en el canto noveno, cuando los griegos visitan a Aquiles para rogarle que regrese a la batalla y le ofrecen presentes muy valiosos. Les deja de piedra cuando les dice que su vida es mucho más valiosa que cualquier regalo. Ese es el mensaje central de la Ilíada y es especialmente significativo que sea un gran guerrero el que lo transmite.
P. Al final de su libro asegura que la Ilíada es un poema sobre la guerra, que concluye que no hay ninguna recompensa para el héroe que muere en el campo de batalla. Sin embargo, parece que la humanidad no ha entendido todavía ese mensaje.
R. Un soldado moderno puede leer la Ilíada y descubrir, punto por punto, una descripción de su propia experiencia. Creo que su grandeza está en que demuestra que la tragedia de cualquier guerra —la ineptitud de los mandos, la pérdida de vidas, el dolor— nunca cambia. G. A.
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