Charles Baudelaire.Confesión, El vampiro- Charles Blackman, Henri Martin


Charles Blackman (Australian, 1928)

Una vez, una sola mujer dulce y amable,
en mi brazo vuestro pulido
se apoyó (Sobre el fondo tenenbroso de mi alma,
ese recuerdo no ha palidecido).
Era tarde; lo mismo que una medalla nueva
la luna llena se exibía,
y la solemnidad nocturna como un río
sobre el dormido París corría.
Los gatos, por debajo de las puertas cocheras
se deslizaban furtivamente,
el oído en acecho, o bien, cual sombras caras,
nos acompañaban lentamente.
Y de súbito en medio de la intimidad libre
que a la pálida luz se abría,
de vos, rico y sonoro instrumento en que vibra
sólo la rabiosa alegría,
de vos, clara y gozosa tal como una fanfarria
en la mañana chispeante,
una nota quejosa, una nota perdida,
se escapó toda vacilante.
Como un hijo, enfermiso, inmundo, oscuro, horrible,
que a su familia deshonraría,
¡y al que por largo tiempo, para ocultarlo al mundo,
en una cueva escondería!
Cantaba, pobrecita, vuestra nota discorde:
“Que aquí abajo todo es lo mismo,
y siempre, por cuidados que sean sus disfraces,
se advierte el humano egoísmo.
Que es un oficio duro el de mujer hermosa,
y que es el trabajo banal,
de la fría y loca bailarina que desfallece
en su sonrisa maquinal.
Que fiar de corazones es una tontería;
que todo miente, amor y beldad,
hasta que va el Olvido a echarlos en su cesta,
y los vuelve a la eternidad.”
Yo he evocado a menudo esa luna hechizada,
ese silencio y esa emoción,
y aquella confidencia horrible susurrada
en el confesionario del corazón.
—  Confesión, Charles Baudelaire.

Charles Blackman (Australian, 1928)


Tú que, como una cuchillada;
entraste en mi dolorido corazón.
Tú que, como un repugnante tropel
de demonios, viniste loca y adornada.,
para hacer de mi espíritu humillado
tu lecho y tu dominio.
¡Infame!, a quien estoy ligado
como el forzado a su cadena,
como al juego el jugador empedernido,
como el borracho a la botella,
como a la carroña los gusanos.
-¡Maldita, maldita seas tú!
Supliqué a la rápida espada
que conquistara mi libertad
y supliqué al pérfido veneno
que sacudiera mi ruindad.
¡Ay! el veneno y la espada
me desdeñaron diciéndome:
-No eres digno de que se te libere
de tu esclavitud maldita.
-¡Imbécil! -Si de su dominio
te libraron nuestros esfuerzos,
tus besos resucitarían
el cadáver de tu vampiro.
                                                     El vampiro, Charles Baudelaire.


Henri Martin (French, 1860-1943)
Vase of Daisies
Date unknown

Private collection
Painting - oil on board
Height: 60.4 cm (23.78 in.), Width: 38 cm (14.96 in.)

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