FRAGMENTOS DE LAS TENTACIONES, por Recio Juan Carlos
FRAGMENTOS DE LAS TENTACIONES.
Todos los hombres tienen un laúd y unos sueños.
Pero, yo con la historia de mí País a cuestas, tropiezo.
Sigo lleno de polvo, desgreñado por todos los caminos
Abú Salma
Todos los hombres tienen un laúd y unos sueños.
Pero, yo con la historia de mí País a cuestas, tropiezo.
Sigo lleno de polvo, desgreñado por todos los caminos
Abú Salma
En mi país siempre se tiene un hijo preso
que no sabe vivir donde lo instalaron.
Alquilamos a la familia como a una guerra
y a todos los sueños por vender
las casas que jamás crecieron.
Los sueños son una pedrada y pueden dividirnos
los deseos locos de viajar a la semilla.
Imaginamos que somos un país,
un lucero en el polvo de una sola cabeza.
Y el cristianismo es para la intimidad,
el ver pasar la bandada temerosa de los animales que al atardecer
dialogan con los veteranos de la ciénaga;
así de quietos pasan los días
y las tentaciones divididas según sus colores.
Se juega al tren que parte,
sacamos la lengua de la baraja
y en cada coche se puede viajar con un espíritu.
!Maten los pájaros que se incendian!
¿Por qué vuelan al crepúsculo, si él no los mira?
los pájaros vuelan por la música que ostentan,
solo el cazador los bendice,
los pájaros que pasan por mi país y por el crepúsculo
son las vitrolas de un bar
y la exquisita cerveza de los dolientes.
En mi país soy la penumbra,
y al próximo hechicero le pido su boleto.
Varado estoy,
entre alfonsinas de cuarzo,
y en fiestas que se beben sus sombras públicas.
Varado, indispuesto por las limitaciones y otras penas,
soñando en buscar la fórmula de no ser el próximo;
nadie sabe a dónde navegaría con su correo.
Sacamos la lengua de la baraja
y cada apostador hace de su canoa una mudanza.
En mi país siempre se tiene un hijo preso;
escuchamos el número en la radio,
a lo lejos canta un reo.
Los troncos flotan en los techos del atardecer.
Recio Juan Carlos.
de mi libro publicado en 2011 Sentado en el aire.
que no sabe vivir donde lo instalaron.
Alquilamos a la familia como a una guerra
y a todos los sueños por vender
las casas que jamás crecieron.
Los sueños son una pedrada y pueden dividirnos
los deseos locos de viajar a la semilla.
Imaginamos que somos un país,
un lucero en el polvo de una sola cabeza.
Y el cristianismo es para la intimidad,
el ver pasar la bandada temerosa de los animales que al atardecer
dialogan con los veteranos de la ciénaga;
así de quietos pasan los días
y las tentaciones divididas según sus colores.
Se juega al tren que parte,
sacamos la lengua de la baraja
y en cada coche se puede viajar con un espíritu.
!Maten los pájaros que se incendian!
¿Por qué vuelan al crepúsculo, si él no los mira?
los pájaros vuelan por la música que ostentan,
solo el cazador los bendice,
los pájaros que pasan por mi país y por el crepúsculo
son las vitrolas de un bar
y la exquisita cerveza de los dolientes.
En mi país soy la penumbra,
y al próximo hechicero le pido su boleto.
Varado estoy,
entre alfonsinas de cuarzo,
y en fiestas que se beben sus sombras públicas.
Varado, indispuesto por las limitaciones y otras penas,
soñando en buscar la fórmula de no ser el próximo;
nadie sabe a dónde navegaría con su correo.
Sacamos la lengua de la baraja
y cada apostador hace de su canoa una mudanza.
En mi país siempre se tiene un hijo preso;
escuchamos el número en la radio,
a lo lejos canta un reo.
Los troncos flotan en los techos del atardecer.
Recio Juan Carlos.
de mi libro publicado en 2011 Sentado en el aire.
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