Abanderado. Del poemario "El centeno que corta el aire", Margarita García Alonso, Colección BETANIA de Poesía, 2013.





Del poemario "El centeno que corta el aire", Margarita García Alonso, Colección BETANIA de Poesía, 2013.


Abanderado.


El tuerto hila líneas que encontró
en casa de la puta que ofrecía
servicio telefónico por cinco céntimos

-solo comunicación nacional-

El horror  cayó en forma de estrella
sobre una charco de sangre.
Un tajo enorme sobre el trapo
que besa la multitud
cuando saliva.

En busca del santo se  arrodillan
en la Calzada sacan cuenta del agua
con azúcar que da energía
hasta el santuario.

La del censo afirma que fueron
entre siete y nueve millones
los humillados en aquel campo
donde se pierden los inocentes.

Nadie puede decir la cifra exacta.

El desesperado de la bandera,
puede que sea rumano
que no tenga papeles
o sea un simple habitante de un solar
que se deshace bajo la niebla.

Ningún discurso mata el hambre
que ronda los zapatos
de un chocante uso.

El tuerto, con su bandera hinca,
detrás del estandarte desaparece la Cabaña,
si se afana en el viento
ni el mar cuenta.
Mar rojo de dentaduras
vigiladas por cotorras de tierra
y monstruos de ciudad.

El vientre del abanderado
no es de cerveza,
es puro boniato fermentado
al jurar que patria y trapo
cabían en la pecera.




Asesina.

Piensan que me frena el temblorcillo,
la bondad, la instrucción,
la tontería de herir,
pero es el vaho
tanta mierda en la contienda
lo que desalienta.

He abandonado el pie,
me impedía balancear
en el jardín de casa.
He asesinado  el tobillo,
maté el dedo,
la oreja, el diente adolorido,
destrocé la célula madre,
y aún el circuito marcha,
cojea, se afloja, centellea,
pero resiste.

Necesito más dolencias
muchísima más rabia.
Aunque atrape coleópteros,
ninguno posee la luz de la luciérnaga,
y en  la ciudad no encuentro
el camino de la sangre.

Como de un precipicio celeste
saltan mis hostigadores,
-si abro la boca caen cientos-
Aprietan las riendas
cuando estoy tendida en el fango.

Entre hojas secas y sueltas
soy la ahorcadita semejante al papiro
que arrastra el zapato.

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