27 juillet 1890 suicide de Vincent VAN GOGH- graphics by Margarita García Alonso




Bajo el cielo de Auvers-sur-Oise.

«Ahora debo aprender a vagar con mi propio cadáver». Adolf Loos.

El verano ha muerto sobre Ravoux,
con una taza de café y una manta
espero que monte el alba.

No podré seguir ruta a Trípoli
las bombas sacuden y el cielo
solo sirve para  fotos
con las que ganan premios
corresponsales de guerra.

Nada iguala la sangre
que convierte el trigo
en textura de museo.
Son tantos pigmentos rojos
alterados, sobre cráteres dispersos
semejantes a la luna. 
Entre la cabeza y el tallo pie,
lo que fue un vago
suvenir de hombre sin oreja.

El perro de la pensión rellena
con excrementos que abultan como
semillas de enredadera.
Una a una mea las plantas,
deja rastro en las arcillas
donde viven los olivos,
mientras  me mira
como si fuese cómplice.
El mal  bifurca mi destinación,
ninguna ciudad es segura,
El mal acecha, en toda ciudad
el extremo desgasta la roca,
y entreteje el mármol
como si fuese mantilla
que envuelve las cabezas.

No quedan domingos de sol
si un hombre mareado
arrastra el pie,
y con la lengua enroscada
se reclina para rondar en sombras.

La mesera sacude las migajas
en la mesa cercana.
El  mantel flota
como una bandera blanca
que me incita a abandonar
la cruzada, el Oriente ya no existe
lo exótico  esconde peligros.

Desde hace tiempo he perdido
el gusto por lo innecesario,
mi suerte está en la flecha
que mata por casualidad al ciervo.

Regresaré al norte,
- repetiré hasta el cansancio-
tengo que barrer,
siempre tengo un plato sucio
alguna ropa por secar
para  no llegar a  incendio.


El centeno que corta el aire, Margarita García Alonso,  Colección BETANIA de Poesía, 2013.





27 juillet 1890 suicide de Vincent VAN GOGH
Souffrant de crise de démence et rongé par l'angoisse, le peintre hollandais Vincent Van Gogh se tire une balle en pleine poitrine dans un champs de blé à Auvers-sur-Oise. Soigné par le docteur Gachet, Vincent ne meurt pas sur le coup. Il s'éteindra deux jours plus tard. Son frère Théo, avec lequel il entretient une correspondance assidue depuis 1872, trouvera dans sa poche son ultime lettre. Vincent Van Gogh n'aura vendu qu'un seul tableau de son vivant.

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