El ruido




Las fotos que se publican en Facebook o a cualquier espacio  de la WEB reflejen la estética de quien lo hace, su emoción, su mundo interior pues sustituyen a las palabras, a no ser en un post de bonche, así que mejor compartirlas en el  espacio personal y no imponerlas en patios ajenos. 
Ese indio con su nena me recordó a mi padre y por eso subí un poema. Luego me responden en comentarios con otro universo.  Cuando quiera hablar de avatares, pues pondré avatares, hay días en que ando en su mundo cerrado y no tengo deseos de ser distraída por imágenes diferentes que la que me lleva a compartir una. 
Insisto, fotos de otros imaginarios puede que sean geniales, pero desvían mi sentimiento inicial. Solo por eso pido que no me contaminen mis post con mundos diferentes, las compartan en sus casas  y  en mis entradas usen la palabra.
 Soy así de pesada, no me gusta la contaminación en Facebook, cada individuo debe defender su imaginario y no andar poniendo likes y fotos  a derecha e izquierda por complacer. Cuando ando con una imagen en la cabeza, ando con esa imagen y me puede durar un tiempo. Cuando ando con un amor lo convierto en mantra, cuando “algo” me molesta me salen tempestades, cuando miro una foto la escucho.
 Facebook es grande y antes de que se pongan bravos porque suprima otros universos que se plantan como extraterrestres en mi solar, lo digo, así no hay ruidos, yo estoy loca y solo sigo mis hilos.

Estoy por la defensa del individuo, su espacio y sus visiones;  ya he señalado este fenómeno de las personas que se llevan mis  colecciones de fotos en integralidad, sin apenas mirarlas, sin sentir de qué va la cosa, sin prestar atención a las emociones, solo por acaparar- trasladar una foto virtual  a otro espacio virtual, como si llenaran su Banco virtual  o desposeyeran virtualmente al tonto que las publica.   Evitemos que  la red nos  convierta en “relinqueadores  compulsivos”  o  “tiradores de píxeles  al mar. 
 Hay personas que tienen tiempo para bucear, pero me incluyo ente los que tenemos pie en el naufragio  de la realidad. Entro a tomar parte de la salud de otros mundos y trato de mojarme poco. Con saber que están bien los amigos, la familia, o que les lleva divino el oficio, me basta.   El ruido constante de las interacciones espontaneas y tontas me enferma.




foto RUIDO ,  que tuve como respuesta en los comentarios 
Nota: 


Estudio este fenómeno de la comunicación en las redes, y los cambios cerebrales frente al desfile de imágenes que no tienen relación unas  con otras. El estímulo y la reacción y, de paso, los mundos estéticos personales que fluyen en la web y desvían la atención. Es decir, alguien habla de bosque y pone una foto que le sacó a la superficie un recuerdo personal fuerte.
Ahí entra XX  y pone una foto de un helado coppelia, entonces la persona en cuestión está sometida a una grave violencia visual.  Un  simple helado hace cortocircuitos con su recuerdo y su visión y, ninguno de los participantes logra escucharse, demasiadas interferencias.
 Resultado, poca interacción, poca escucha, poco seguimiento de un asunto que perturbaba al que puso el post inicial.  Y esto se ha convertido en moda Facebook.  
Para los que insisten, y vulgarizan todo, estudio  el choque que producen esas imágenes que saltan de piruli pa' un tronco e' pinga .

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