Amante virtual, del poemario El centeno que corta el aire, Margarita García Alonso, Betania, 2013
Amante virtual.
Qué detalle tumba la conexión
mientras leo el limbo
en un correo post moderno
lleno de florilegios cibernéticos.
¿Dónde irá a parar la puntada
del sastre que gotea
sangre herética en el ojal?
No tengo un pedazo de papel
que diga amar, olvido,
que huela, ¿dónde interpretar
si tu mano temblaba,
si ibas de prisa?
Tras doce puntos,
Times New Roman
sonríe un emoticón
y me da por espantar
las moscas moribundas
de tres semanas de verano,
un
largo verano
de un infinito día de lluvia.
Me
ato la tripa a cualquier piedra,
la tierra padece herrumbre
cuando la frugal secta de Facebook
se anima a repetir
la exquisita tontería
que me aprieta el dedo,
_hasta
grito -
pues pierdo el último contacto
honesto con quien soy.
La conexión está lenta,
los algoritmos repudian la fibrilla
que inspecciona mi ascensión
a la chimenea negra como el carbón
_ cuántica y fabulada chimenea,
en
realidad estoy tocando
la madera
de una ventana sin hormigas.
Voy de idiota a conversar
con un cazador de conejos
a quien regalo el dejo, el dejo verde.
Me reconozco,
bajo el cobertizo
de flechas me destrozas, me destrozan.
¿Qué me hubieses dicho frente a frente?
¿Qué hubiese podido hacer contigo?
¿Cómo te hubiese ubicado
entre mis piernas?
En este mapa saltan
alegres imprecisiones
Ambigüedades
que no recordaré
pues fluye rapidísimo el río en la red.
Me he puesto tristona
debe ser una invasión de versos dislocados
que cuelgo sin escapatoria
en el vacío.
Amante virtual, del poemario El centeno que corta el aire, Margarita García Alonso, Betania, 2013
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