Michel Houellebecq, Soumission.



Michel Houellebecq, Soumission. 


El no es "contra nada", es tremendo escritor, escribe magníficamente, adorable, y muestra una "posibilidad"-política ficción- en el rumbo de un país, mucho más, habla del miedo ante lo desconocido, la angustia, el comportamiento humano, 



y ahora mismo salgo a comprarlo y me lo leo en la tarde entre piras de libros que arden.

 



Houellebecq regresa con una provocativa ficción política

Detalle de porta de "Soumission", la última novela de Michel Houellebecq.
Detalle de porta de "Soumission", la última novela de Michel Houellebecq.

Por Alejo Schapire
El escritor contemporáneo más influyente de Francia publica “Soumission”, una sulfurosa novela en la que imagina que un presidente islamista gana las elecciones presidenciales en un futuro cercano. Michel Houellebecq utiliza aquí su mirada cómica y desesperada para describir la crisis de la socialdemocracia europea, la herencia de Mayo del 68 y el desafío que le plantea el vigor del islam.

El niño terrible de las letras francesas ha vuelto a golpear: su última novela aún no ha llegado a las librerías francesas -lo que ocurrirá este miércoles-, pero  su libro “Soumission” (Flammarion) ya ha hecho correr más tinta en la prensa que las más de 400 obras publicadas en el país el último año.
Como botón de muestra, baste mencionar que el diario de izquierda Libération le dedicó este sábado íntegramente su portada y un suplemento especial. Durante siete páginas,  editorialistas, cronistas literarios o especialistas en el islam desmenuzaban las 300 páginas de este acontecimiento tan literario como político.

En su sexta novela, Houellebecq se entrega a un ejercicio más arraigado en la tradición anglosajona que en la francesa: la ficción política y la anticipación. El argumento: en el año 2022, tras el fracaso del segundo gobierno de François Hollande, se celebran elecciones presidenciales. Debido al desgaste del Partido Socialista y la debilidad de la derechista UMP, se califican sorpresivamente para la segunda vuelta la extrema derecha del Front National y la Fraternidad Musulmana, un partido islamista inventado por Houellebecq.

Para impedir la llegada de Marine Le Pen al poder, los medios franceses evitan llevar agua a su molino y silencian la multiplicación de disturbios en las calles. Mientras tanto, derecha e izquierda optan por apoyar al partido islamista, dirigido por un político hábil y moderno llamado Mohammed Ben Abbes, quien se impone en el balotaje.

Su victoria llega como un bálsamo económico (las mujeres abandonan masivamente el trabajo y el desempleo disminuye drásticamente) y social (la criminalidad desaparece). Ben Abbes le devuelve a Francia su liderazgo y resucita el sueño europeo a través de alianzas con países del norte de África y gracias a los petrodólares de Arabia Saudita.

Para mostrar su apertura y dar tranquilidad, el nuevo presidente nombra como primer ministro al centrista François Bayrou. Lo que le importa ante todo a Ben Abbes es la educación, lo que se traduce entre otras cosas por la islamización de la Sorbona (Universidad islámica de París La Sorbona), donde los profesores tienen la opción de convertirse al islam o abandonar la prestigiosa universidad. Es el caso de François, el narrador de la novela, un docente soltero y alcohólico de 44 años, especialista en  la obra Joris-Karl Huysmans, escritor decadente convertido al cristianismo.

Con el humor frío y desesperado que lo caracterizan, Houellebecq  lleva a cabo aquí la autopsia de una sociedad individualista, cuyo único horizonte es luchar por acceder al consumo en los centros comerciales, mientras atraviesa las etapas sexuales obligadas hasta un casamiento insatisfactorio.

Este vacío existencial es llenado por el vigor y la estructura del islam. Al final, [atención spoiler] el protagonista entiende que convertirse a esta religión le permitirá retomar su puesto y acceder a la poligamia, una sumisión de la mujer que saciará sus fantasías sexuales, que rozan la pedofilia.


¿Islamofobia?

Antes de su publicación, el tema de la novela había disparado las acusaciones de “islamofobia”. Houellebecq, quien en el pasado habló del islam como de "la religión más estúpida del mundo", recusa que el hecho de criticar una fe pueda ser asimilado a racismo. Pero de todos modos, afirmar que “Soumission” es un panfleto contra el islam es faltar a la verdad. De hecho, el presidente Ben Abbes aparece como un hombre moderno y visionario que logra sacar a Francia de una crisis política y moral.

El verdadero blanco del autor de Plataforma es, como en sus novelas anteriores, la herencia ideológica de Mayo del 68, vista como responsable de una mentalidad individualista y hedonista que llevan a Francia a una vida sin sentido ni valor.

En el plano político, las críticas van hacia la izquierda antirracista, que con su relativismo cultural permitiría la opresión, por parte del islam, de la mujer y otras minorías religiosas. Es el caso de Myriam, la novia del protagonista, una joven judía obligada a emigrar a Israel.

Sin que esto suponga una consideración peyorativa, la última novela de Houellebecq es profundamente reaccionaria, en el sentido de que su ficción política suena como una alarma para una sociedad decadente que ha perdido la brújula.

Cabe mencionar que esta novela, que en su primera edición tendrá 180.000 ejemplares, llega en un panorama intelectual francés en el que las ideas conservadoras y de extrema derecha marcan en los últimos tiempos la agenda política.

Mientras el Front National de Marine Le Pen se convirtió en las últimas elecciones europeas en el más votado de Francia, otra obra, el ensayo “Le Suicide Français” del polemista conservador Eric Zémmour, que acusa a la élite y al islam de socavar los valores franceses, ha vendido 400.000 ejemplares.

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